Es habitual escuchar que los países más desarrollados son los lugares en donde más se tributa, y los países nórdicos son los que siempre saltan como ejemplo, lo que no deja de ser cierto considerando que integran el top ten, donde Francia ocupa el primer lugar con el 46,2% del PIB, seguida por Dinamarca, Bélgica, Suecia, Finlandia, Italia, Austria, y en la que aparece también Cuba, con 40,6%, en el octavo puesto.
Paraguay es de los países en donde menos se paga en materia tributaria, en América Latina y en el mundo. Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) del 2021, nuestro país ocupa el antepenúltimo lugar con el 14% del PIB, mientras que el promedio para ALC es de 23,1%.
Esto suele mencionarse como una ventaja que ofrece el país para atraer capitales, crear fuentes de trabajo e impulsar el desarrollo de nuestra economía. En contrapartida, naciones con alta presión tributaria son puestas como ejemplo de cómo los aportes de contribuyentes se dirigen a mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, con mayor infraestructura y mejores condiciones en cuanto a salud y educación. ¿Cuál es el camino que debe elegir Paraguay?
“Yo creo que el atractivo de Paraguay no es la baja carga impositiva sino el mercado interno y, sobre todo, los mercados de la región a los que podemos acceder, además de la energía eléctrica, no tanto por precio sino por disponibilidad y cantidad. Son cuestiones en las que hay que pensar cuando se hace una inversión. Por eso, cuando se menciona a los impuestos como un atractivo hay que considerar que es parte de una ensalada, pero no el único ingrediente”, dijo Eduardo Felippo, presidente de Trafopar.
El economista Manuel Ferreira opinó que Paraguay compite con otros países en la atracción de inversiones y que una forma de hacerlo es ofrecerle al inversor un país con una movilidad de capitales mucho más sencilla, por un lado, y por otro que va a encontrar un sistema tributario más benigno.
“En general en un país más rico tenés también mayores índices de productividad, con personal más calificado, un mercado de capitales que funciona bien. Entonces hay mucha más inversión de capitales, más liquidez, mayor facilidad de salida. Los países menos desarrollados como Paraguay necesitan otro tipo de ventajas dado que no tienen eso, ni personal muy calificado, ni mercados de capitales profundos”, añadió Ferreira.
No es tan así
El economista agregó que, además, Paraguay es un país muy poco conocido en el ámbito económico y financiero mundial, por lo que todo lo que ayude a atraer capitales va a resultar positivo.
Ferreira señaló que una suba de los impuestos no garantiza un aumento del bienestar de sus ciudadanos. “Es una falacia decir que al incrementar los impuestos en Paraguay va a mejorar la situación, el nivel de vida de su población. Eso no ha sido cierto en los últimos 20 años, periodo en el que se triplicó la recaudación tributaria pero se sextuplicó la cantidad de funcionarios públicos”, remarcó.
El experto destacó que se debe pensar en mecanismos que incorporen cada vez más capital privado en la gestión pública para conseguir que esos recursos se asignen correctamente, ya que el Estado no ha sido eficiente como intermediador y, en cambio, sí ha sido un foco de prebendarismo y corrupción.
Felippo sostuvo a su vez que el problema es la evasión, antes que tener impuestos altos o bajos. “En la administración de Dionisio Borda se bajó el impuesto y se quintuplicó la recaudación. Por ahí hay que seguir. Tenemos que reducir la informalidad, que también ahuyenta al inversor extranjero. La ecuación es más complicada, no es solamente subir o bajar los impuestos para atraer las inversiones”, resaltó.