En aprendizaje permanente
Sofía Elizeche es una de las propietarias de la empresa gastronómica La Caramella, quien desde su experiencia como joven empresaria resaltó que uno de los requisitos necesarios para emprender es conformar un área comercial para estar lo más cerca posible del consumidor final. “Cuando sos joven lo importante es tener objetivos claros para saber en qué invertir y por sobre todo adquirir la capacidad de reinventarse”, inició.
Sofía comentó que con La Caramella particularmente pasaron de cocinar en su casa, para pegar el salto y empezar a distribuir sus productos en puntos de venta y ferias, sin embargo, lo que le dio mayor impulso a la empresa fue haber creado un producto estrella, que fue fundamental para que logren abrir su primera tienda. Otra de las recomendaciones que dio Sofía fue que hay que saber delegar tareas porque si una sola persona quiere encargarse de todo, se pierde el foco.
Entre las potencialidades que tienen los jóvenes, Sofía enfatizó a la innovación, puesto que los jóvenes empresarios no están cerrados a nada a diferencia de aquellos con más experiencia y con políticas consolidadas, un factor que muchas veces limita la creatividad de los colaboradores más jóvenes. “Nosotros ponemos las ideas en marcha y si nos equivocamos ya está, pero eso también forma parte del proceso de aprendizaje”, acotó Sofía.
Otro punto que Sofía no quiso dejar pasar fue que la sociedad en general posee consciencia sobre todo el esfuerzo que hay detrás de un emprendimiento y eso se traduce en un apoyo mayor a los proyectos comerciales. Por último, la empresaria instó a los jóvenes con intención de emprender a que se capaciten para obtener mejores resultados.
Ganas, motivación y disciplina
Luciana Abente es propietaria de la empresa de confecciones Artemera, que consideró que los jóvenes emprendedores se deben sostener en las ganas, la motivación y la perseverancia. “Los primeros años podrían ser frustrantes, hay que tener disciplina y por sobre todo darle mucha importancia a la gente, tiene que sentirse valorada dentro de cada proceso”, apuntó.
Para Luciana existen diferencias claras entre los empresarios jóvenes y los consolidados, principalmente porque los jóvenes tienen acceso a más información de manera veloz y entonces se animan a poner en práctica ideas nuevas. “En la industria textil los que tienen más años en el mercado muchas veces no innovan, se quedaron en lo que les funcionó una vez y empezaron a repetir procesos. El resultado fue perder mercado y ventas. Los jóvenes tenemos la posibilidad de generar mayor innovación”, argumentó.
Luciana manifestó que es muy útil formar parte de gremios y asociaciones empresariales porque eso da a los jóvenes una red de contactos con personas que están en las mismas circunstancias, por lo que se apoyan mutuamente y tienen mayor facilidad de participar en capacitaciones. “Dentro de poco, por ejemplo, vamos a participar de un desfile gracias a la UIP, estas cosas no conseguís si no estás en el ruido”, declaró.
Por otro lado, Luciana destacó que el emprendedor joven es una persona apasionada y que tiene ideas buenas, pero en contrapartida le cuesta perdurar en el tiempo si no tiene un sostén económico que lo respalde, algo que de alguna forma se debe conseguir. La formalización también es otra dificultad, según Luciana, en cierta medida porque “a los que tienen buenas ideas comúnmente no les va bien en temas de administración, por lo que es complicado estabilizarse”.
El coraje por sobre todo
El propietario de G2U, Martín Urbieta, también se encuentra en el rubro de las confecciones. Martín aseguró que el centro de todo emprendimiento es el coraje, por ende, el joven que quiere entrar al campo de los negocios tiene que estar dispuesto a correr los riesgos que implican el desarrollo de un proyecto.
“Los jóvenes, por lo general, optan por trabajar para otros debido al menor riesgo que esto conlleva, de esa forma tienen ingresos inmediatos, algo que no ocurre con un emprendimiento personal”, indicó Martín. Para el joven empresario se debe perseverar y ser transparente si es que la intención es tener éxito con los negocios.
En cuanto a la diferencia entre un joven y una persona que ya tiene sus años en el mundo empresarial, Martín difiere con las dos empresarias y manifestó que la visión con la que uno mira los negocios va cambiando con el correr de los años, lo que calificó de forma positiva porque se acumula conocimiento. “Creo que esa es una diferencia importante, aparte de que los jóvenes por lo general son más cautelosos y precavidos a la hora de asumir riesgos, entonces, a veces nos quedamos en desventaja frente a empresas de mayor trayectoria”, reflexionó.
Martín resaltó que las ventajas que tienen los jóvenes es que se adecuan rápido a los cambios del mercado y tienen mayor facilidad en el uso de herramientas informáticas y redes sociales, sin olvidar la excesiva energía que los caracteriza.