¿Cómo cerraron las casas de crédito el año pasado?
Los miembros Crecer nos dedicamos esencialmente a financiar mipymes, pymes y créditos al consumo, por lo que el 2019 fue complejo, debido a la retracción económica y luego a una tendencia a la recuperación hacia fines de año. En general el consumo está con dificultades por el sobreendeudamiento de los empleados del sector público y del privado, mientras que las mipymes poseen riesgos crediticios por la alta informalidad.
La mora y las altas tasas financieras para la obtención del fondeo hacen que el modelo de negocios nos obligue a facturar una amalgama de costos adicionales.
¿Qué perspectivas tienen para el 2020?
Hay tenues señales de recuperación para el sector que financiamos. En las empresas, las esperanzas constituyen un factor esencial, muchos aportamos todo nuestro patrimonio para trabajar en un segmento de mercado que no es para nada fácil.
Ese factor nos obliga a tener expectativas positivas siempre, de lo contrario, la mano de obra que ocupamos las casas de crédito no tendría fuentes de ingresos, el IPS no contaría con estos aportes ni el fisco recaudaría lo que recauda.
¿Qué esperan de la nueva regulación que tienen las casas de crédito?
Esperamos que la visión de la sociedad hacia las empresas formales que trabajamos en este sector cambie. Creo que con reglas de juego uniformes tendremos mayores y mejores posibilidades de fondeo.
Hasta este momento nos estamos inscribiendo en el BCP y aguardamos ser convocados para analizar las normas que deberemos cumplir desde el primero de julio. Queremos interactuar con el BCP para que ellos tengan una visión más acabada y los conocimientos suficientes para que las normas que emitan no se conviertan en un obstáculo para el negocio y que mercado no nos obligue a cargar con costos adicionales.
¿Qué caracteriza al mercado paraguayo?
En las empresas pequeñas y medianas existe aún informalidad, aunque hay que reconocer que mejoró la formalidad en los últimos años. Como Cámara Paraguaya de Libranza propusimos una Ley de Libranza, que hacía lo mismo que los departamentos de sueldos de los ministerios y el BNF, pero en la ley solicitábamos un periodo de adecuación de cuatro años, sin embargo, por razones ajenas a cuestiones técnicas empezó a regir desde el 2017.
La consecuencia de la medida intempestiva fue que muchos empleados públicos dejaron de ser sujetos de crédito y salieron del mercado o pasaron a un sector que no se puede controlar y están pagando costos altísimos.
¿Qué puede mejorar a nivel normativo para que el sector financiero sea más eficiente y seguro?
Vimos una reducción sustancial de la mora gracias a un sistema que creamos, Bicsa nos brinda información que procesa de nuestros clientes y con ello atenuamos el riesgo crediticio y también el riesgo legal. En mi opinión, es determinante que el sector pueda encontrar la manera en que la información de crédito (positiva y negativa) sea perfecta, a efectos de poder disminuir de manera importante el costo del crédito.
Otro aspecto relevante es que el BCP no nos quiera aplicar de manera abrupta y sin un periodo de adaptación las normas que rigen para bancos y financieras. Nosotros ocupamos mucho más mano de obra, consecuentemente nuestros costos administrativos son más altos, debemos de tener un departamento de cobranzas con muchas personas dado que el nivel de mora y la cantidad de clientes es más alto que en los bancos y financieras.
Asimismo, los costos de financiamiento constituyen el precio de venta de los créditos que obtenemos de los bancos y financieras. Varias de las empresas agremiadas somos Saeca, es decir, emitimos títulos de deuda en el mercado de capitales o títulos de inversión como acciones preferidas e incluso ordinarias.