“La fusión nuclear consiste en la unión de dos núcleos de átomos que, en el proceso, liberan energía. Pero para eso hay que superar una barrera potencial; las cargas eléctricas tienen una fuerza electromagnética, una repulsión que hay que vencer con mucha energía, que es poca comparada con la que se libera cuando esos núcleos se juntan”, explicó Jorge Molina, doctor en física nuclear y docente e investigador, de la Facultad de Ingeniería de la UNA (Fiuna).
Para lograr esa unión, la fusión nuclear, hay métodos que se están buscando experimentalmente. Uno de ellos es el que se consiguió ahora a través de láseres, pero hay otro mecanismo que utiliza el campo electromagnético, que es el método que usan en China; y en Cadarache, en el sur de Francia, está el ITER, donde persiguen el mismo fin pero a un plazo más largo.
“Mencionaban que podría estar disponible en el 2060, en el mejor de los casos. Con lo que se logró en EE.UU. se adelantó un poco ese plazo y creo ya que puede estar listo para el 2040 si bien dicen que podría estar antes, lo que dudo porque son muchos los problemas técnicos que hay porque no se trata solo de unir los átomos”, aclaró Molina.
La fusión conseguida duró un microsegundo, por lo que uno de los desafíos es prolongarla en el tiempo, algo que en el ITER aseguran que pueden lograr en el futuro. El otro problema es extenderla también en el espacio, es decir, encontrar la forma de canalizarla para aplicar la energía producida en fines útiles.
Hoy no existe todavía la tecnología capaz de alcanzar estos objetivos, pero cuando eso se logre se tendrá una fuente de energía limpia, sin residuos radiactivos ni contaminantes, barata y, sobre todo, casi infinita.
La energía producida por las centrales nucleares actuales se debe a la fisión nuclear, que consiste en separar los núcleos atómicos (a diferencia de la fusión nuclear, que los une) para generar una reacción en cadena. La desventaja de estas usinas es que producen residuos radiactivos y son peligrosas.
Pero el horizonte para tener disponible energía a partir de la fusión nuclear, y su explotación comercial, varía de acuerdo a los factores considerados. “Habían dicho que en tres años iban a lograrlo y tardaron 13. Pero estos saltos se dan de repente; puede estar para el 2040, o para el 2025, o el 2030. Depende de muchos factores, casualidades que se pueden dar. Puede demorar, puede no salir, puede faltar financiamiento. Hay que ver cuánto van a invertir, porque cada vez se va a necesitar más recursos y en el medio hay muchos intereses en juego”, añadió el científico.