A principios de año la proyección de crecimiento oficial era de 4% y según el Banco Mundial el crecimiento anual promedio era de 4,5%, pero este año –y en parte del 2018– la economía paraguaya empezó a desacelerarse. En cuanto al panorama para el 2020, la entidad bancaria espera una recuperación del crecimiento del PIB al 4%, siempre y cuando esté apoyado por el crecimiento de Brasil y Argentina.
En este contexto, la respuesta del Banco Central del Paraguay (BCP) fue el recorte de la tasa de política monetaria en 25 puntos básicos por segundo, mes consecutivo (febrero y marzo), para así paliar el menor ritmo de actividad económica y controlar los niveles de inflación. Por otro lado, el informe de Itaú menciona que el ciclo de flexibilización monetaria podría terminar y la tasa de política monetaria estaría en 4,75% a fin de año.
Un punto que el informe resalta es la estabilidad inflacionaria, la cual se mantuvo en baja en marzo, aunque los precios al consumidor subieron 0,1% respecto a febrero y acumulan un alza de 0,7% en el primer trimestre del año y 1,1% en la relación interanual. En lo que respecta a los precios, en marzo destacaron los aumentos en alimentos estacionales, servicios y bienes duraderos y la disminución en los precios de la carne.
Para la entidad bancaria, la depreciación del guaraní respecto al dólar impactará en los precios durante los próximos meses llevando la inflación al centro del rango, es decir a 4%, que podría repetirse en el 2020. La moneda paraguaya se depreció 4% desde fines de 2018, a pesar de que el BCP vendió US$ 269 millones en el mercado cambiario para contener la desvalorización del guaraní.
Desaceleración
En este primer trimestre del año, la caída de las inversiones juega también un papel importante en la desaceleración económica, debido al menor nivel de construcciones, compra de maquinaria y equipos. Si nos remontamos al mismo periodo del 2018, la economía permanecía en expansión en 4,1%, según datos del Banco Mundial.
Algunas de las estadísticas positivas de aquella época fueron el incremento del consumo privado (5%) y público (9,4%), importaciones (5,8%), tras la mayor demanda interna y los sectores de la energía, la manufactura y los servicios con crecimiento en ritmos acelerados.