“Creo que el nivel de educación financiera en nuestro país tiene muchos desafíos y oportunidades de mejora a pesar de los esfuerzos enormes realizados por instituciones para aumentar la educación, como fundaciones, etc. La educación financiera no es algo que se enseña, es algo que debe vivirse, y nuestro país hoy carece de proyectos concretos específicos, escalables, y con adopción alta de educación financiera”, dijo.
Para Ortega, la educación financiera es lo que se llama a medida que ocurre, on the go, y no es que se enseña y después se aplica, sino que “a la hora de ejecutar los gastos, ingresos, controles, en ese momento es cuando la educación financiera se adquiere. Y esa visión todavía es un gran desafío en nuestro país”.
A modo de ejemplo, Ortega consideró que se podría enseñar a los niños a que paguen la cantina por medios digitales para que aprendan lo que es valorar el dinero de la merienda, y por qué no ahorrarlo, auto gestionándose y ver los resultados.
Asimismo, mencionó que se deben crear programas específicos de educación para la inclusión y el bienestar financiero, desde el Estado, relacionados con los pagos de Gobierno a persona, sobre todo los pagos de protección social, y que vengan con estímulos, mensajes.
“Utilizar los medios digitales para que el beneficiario de un programa de protección social, junto con su aplicativo de la institución elegida, pueda recibir su beneficio y además una invitación a ahorrar una parte, a gastar en forma consciente, a no sacar todo el dinero en efectivo en ese momento, o en vez de ir a un cajero automático, que vaya a hacer sus compras y que pueda tener trazabilidad”, citó.
En relación con las virtudes y fortalezas del sector empresarial en materia de educación financiera, y formalización y fomento, la directiva expuso que “la virtud más grande es que en general pagan a sus funcionarios o jornaleros en cuentas del sistema financiero, que pueden ser cuentas bancarias, financieras o billeteras electrónicas”.
Para Ortega este paso es muy importante, ya que está demostrado que una vez que la persona recibe fondos que puede elegir cuándo y dónde gastar y no necesariamente en efectivo, no solo es más seguro, sino también trazable y puede saber en qué está gastando.
¿Qué se debe ajustar?
Ortega sostuvo que el pago del Gobierno - personas debería ser electrónico, con identificación digital, trazabilidad e incluso una de las debilidades es que todavía hay casos de uso como la merienda escolar, el subsidio al transporte, que podrían perfectamente incorporar dentro de un proceso digital para ciudadanos que ya son digitales.
“Paraguay ya demostró con Pytyvõ que hay más de 2,5 millones de personas que se autodeclararon informales para recibir los subsidios en medios digitales como billeteras y que pudieron utilizar sus fondos haciendo compras en comercios, entonces aprovechar ese hábito que se logró para buscar más causas de uso que ayuden a los paraguayos a autogestionarse financieramente”, remarcó.
Aseveró que esa es la práctica, la tesis de la educación financiera, que finalmente tiene que terminar en progreso y en bienestar financiero.
“El bienestar financiero siempre lo traduzco como: Duermo tranquilo porque a pesar de que debo dinero, más o menos tengo una idea de cómo pagar, cuándo pagar, gasto menos de lo que gano, como una forma de generar mi propio bienestar”, significó.
Situación de pymes
“Creo que hay gremios que han logrado capacitar, aprender, y eso se ve en los niveles de digitalización. Falta en este sentido un poco más de estímulos a las transacciones del Gobierno para habilitar pymes, darles beneficios, su cédula digital”, manifestó.
Añadió que en el mundo digital hay un espacio que se está explotando, pero que se podría acelerar un poco más también para las pymes, donde observa a un área que gremialmente ha crecido muchísimo en su educación financiera.