Velázquez subrayó que cuando se trata de los combustibles, los precios de los artículos dejan de depender de los comercios, que hace varios meses no ajustan al alza el precio de los artículos esenciales. Además, el vocero indicó que la comisión directiva de Comampar decidió, tras la suba del precio del combustible, que aumentarán los precios en lo más mínimo posible.
"En el 90% de los casos los comercios mayoristas y minoristas somos intermediarios. Si los proveedores ajustan sus precios por la suba del combustible o por cualquier otro motivo, a nosotros nos obligan a aumentarlos también", aseveró Velázquez. Al margen, detalló que desde la Comampar tienen como política desde hace años tomar medidas que impacten más levemente a sus clientes, debido a que el mercado en el que operan los comercios es bastante sensible a los precios.
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No obstante, al consultar a Velázquez si dicha política de reducción de impactos está establecida por tener como clientes a sectores de menor ingreso, respondió que principalmente adoptaron esa política porque rubros como el de los alimentos y las bebidas son marcadamente volátiles. "Las formas de paliar la suba son dos: o reducimos nuestro margen de ganancias o traspasamos el 100% del ajuste si vemos que el impacto no es muy grande. Hay que tener en cuenta que todos los proveedores de todos los productos serán afectados por la suba del combustible", reflexionó.
En menos de dos meses
La última suba del precio del combustible se dio a mediados de mayo y también fue de G. 400. Para el secretario general de la Cámara de Distribuidoras Paraguayas de Combustibles (Cadipac), Miguel Bazán, la suba del precio se explica en este caso solo por factores externos. “Tiene que ver con la reactivación económica de los grandes países consumidores como EE.UU., los principales países europeos y China. También afectó que no haya habido un acuerdo de producción entre las potencias petroleras”, apuntó.
En complemento, recordó que la suba del precio debía ser de G. 800 hace dos meses, pero se decidió esperar para ver “si el precio internacional aflojaba un poco”. Y como eso no se dio, sino que siguió subiendo, no hubo más alternativa que ajustar el precio a los consumidores finales.
Con respecto al stock, Bazán contó que el de combustible en promedio abastece la demanda nacional aproximadamente 30 días, por lo cual corresponde dar el ajuste de forma inmediata. Para finalizar, reconoció que el combustible se comporta más volátil de lo normal y que para el cierre del año llegaría a US$ 100 por barril.