La Casa VRO comenzó con un enfoque poco explorado en Paraguay: la confección de indumentaria gastronómica, pensada para resistir ambientes exigentes como cocinas industriales y, al mismo tiempo, aportar identidad y estilo.
“Cuando arrancamos, empezamos a incorporar productos autóctonos dentro de la indumentaria, que era rústica, resistente y requería mucho material. Fue un proceso largo, porque vestir a cocineros con diseño y funcionalidad no es algo común”, recordó Verónica. A lo largo de los años, lograron posicionarse en mercados regionales como Colombia, Bolivia, Estados Unidos y Europa, hasta que en 2018 llegó el punto de quiebre: una invitación al Arab Fashion Week que abriría las puertas de Medio Oriente.
La participación en dos desfiles en Dubái marcó un antes y un después. Allí, La Casa VRO encontró un nicho insospechado: el chef de alta gama, el cocinero cinco estrellas que necesitaba vestirse con distinción, autenticidad y calidad internacional. “Ese fue nuestro diferencial. Allá, la creatividad vale oro, y los productos personalizados tienen un lugar privilegiado”, señaló.
Tras el éxito de sus colecciones en pasarela, concretaron una alianza estratégica con un socio comercial en Dubái. Durante los primeros años, los envíos desde Paraguay eran trimestrales, con lotes de hasta 500 prendas. Pero las exigencias de inmediatez y costos impulsaron la apertura de un centro de producción en Dubái, lo que permitió reducir entre un 30% y 40% los costos de confección y logística, y responder mejor a la creciente demanda.
Hoy, todo el diseño sigue naciendo en Paraguay, desde el atelier de La Casa VRO, pero la confección se realiza en Dubái. Esto permite mantener la esencia creativa de la marca sin perder competitividad. “Seguimos siendo nosotros los que diseñamos. Nos adaptamos al cliente, le presentamos bocetos, colores, opciones. Actuamos como asesores de imagen, no solo como proveedores”, explicó Verónica.
“A diferencia de las marcas industriales, nosotros hacemos piezas únicas, adaptadas a lo que el cliente pide. Si quiere un cierre en una ubicación especial, lo hacemos. Si necesita una remera con propiedades antifrío, se la diseñamos. Esa flexibilidad es muy valorada en ese mercado”, comentó.
Además del diseño a medida, La Casa VRO trabaja con telas técnicas de última generación, como tejidos antifluidos y textiles especiales para climas extremos. “En Paraguay, muchas veces lo creativo no se valora porque se copia. Allá, en cambio, la creación auténtica tiene un lugar. Hay espacio para la diferenciación, y eso nos permite posicionarnos”, resaltó.
Este reconocimiento les abrió la puerta a nuevos sectores: además de la cocina, pretenden abrirse de a poco al mercado hotelero, incluyendo gobernantas, personal de atención al cliente y botones.
“Nuestros clientes sienten que entran a una tienda de alta gama, donde todo está pensado para ellos. Eso no es común, y por eso valoran tanto lo que hacemos. Esa es nuestra ‘agarra guaraní’, nuestra marca registrada”, indicó Verónica.
Actualmente, la marca se afianza en Dubái, con presencia también en mercados vecinos como Omán y Arabia Saudita. La meta es seguir creciendo. “Queremos establecernos como una gran empresa antes de expandirnos a más países”, dijo Pardo.
Mientras tanto, siguen innovando y explorando nuevos productos: ya comenzaron a importar a Paraguay productos plásticos de alta calidad provenientes de Emiratos, que complementan su propuesta. Además, la empresa también expande su oferta comercial, sumando la venta de chocolates República del Cacao, de origen ecuatoriano, y Callebaut, de origen belga.