“Es una institución sin fines de lucro fundada en el año 2000 por un grupo de entusiastas”, contó a InfoNegocios Raúl Trovato, presidente del Classic Volkswagen Club del Paraguay, quien con apenas 39 años dirige un club que reúne a más de 150 socios activos, todos unidos por una misma pasión: los modelos históricos de la marca alemana que marcaron a varias generaciones de paraguayos.
El club nació bajo la presidencia de Carlos Rivarola en el 2000 y con el paso del tiempo se consolidó como un espacio de encuentro, amistad y cultura automotriz. Su requisito principal es sencillo: pueden ingresar vehículos Volkswagen con al menos 30 años de antigüedad, ya sea un Escarabajo, una Combi o un Gol. Sin embargo, la apertura también alcanza a los aficionados. “En el estatuto dice que no hace falta tener un Volkswagen, basta con ser entusiasta para formar parte del club”, explicó Trovato.
“El club es algo más que una pasión por los autos, porque nos crea familias también. Todos somos familia en este grupo”, aseguró el presidente. Ese espíritu de compañerismo se refleja en cada actividad, desde desfiles en la Costanera hasta viajes y encuentros con otros clubes de clásicos que pueden extenderse por dos días.
Como historia personal, Raúl recordó cómo nació su amor por los Volkswagen: “En mi niñez mi papá tenía una Combi y recuerdo que para mí era toda una aventura. Hoy en día tengo una idéntica y también un Escarabajo”. Esa herencia emocional es lo que mueve a muchos socios, donde padres e hijos comparten la misma pasión y encuentran en el club una manera de revivir recuerdos familiares.
Los clásicos no solo evocan nostalgia, también inspiran creatividad. Varias combis y escarabajos fueron reconvertidos en emprendimientos: desde foodtrucks hasta barras móviles para eventos. “Tenemos una Combi que hace milanesas y otra que se transformó en barra de tragos, la barra de Fabio, por ejemplo”, contó Raúl. Incluso hay personas que adaptaron sus vehículos como motorhomes para recorrer el mundo.
La versatilidad de estos autos convierte a la marca en un ícono cultural. “Todos tuvimos o conocemos a alguien en la familia que tuvo un Volkswagen. Es una marca muy querida por los paraguayos, que nos trae muchísimos recuerdos”, agregó.
Aunque presidir un club de 150 socios parece una tarea difícil, Raúl lo fusiona con su profesión de administrador y contador. Junto con su comisión directiva de 11 personas organiza las reuniones mensuales y define las actividades. “Yo trabajo en equipo. Nos reunimos cada primera semana de mes y ahí se delegan las tareas para que el club siempre esté presente y no quede rezagado en ningún momento”, explicó.
Por su parte, David Benítez, miembro activo del club, relató así su experiencia: “Es una sensación linda porque, aparte de seguir nuestra pasión, lo compartimos en familia junto con mi señora e hijos”. La pasión por los clásicos se transmite incluso a los más pequeños: “Nuestro hijo mayor, Fabio, salió amante de los Volkswagen porque desde la panza ya empujó el auto cuando paró”, recordó entre risas junto a su esposa Lidu.
Para David, el ambiente del club se resume en tres palabras: “Pasión, familia y amistad”. Él y su familia participan activamente con sus propios autos, una Kombi Clipper 96 y un Fusca 86, que se han convertido en parte de sus recuerdos y aventuras compartidas.
Entre las próximas actividades se destaca la Búsqueda del Tesoro en la ciudad de Luque, un juego de aventura y cultura automovilística. Los participantes reciben un itinerario con pistas y preguntas que deben resolver a lo largo del recorrido.
A 25 años de su fundación, el Classic Volkswagen Club del Paraguay demuestra que la pasión por los autos trasciende generaciones y que los clásicos no son solo piezas de colección, sino parte viva de la memoria e identidad de las personas en todo el país.