Desde las cocinas más refinadas hasta las mesas compartidas entre amigos, el sushi se ha instalado como una opción cada vez más presente en la vida de los paraguayos. Conversamos con dos referentes locales del sushi, Carolina Fernández, propietaria de Kaiseki Sushi & Wok y Matías Camé, de Pira Sushi, para conocer cómo se vive esta pasión nipona a la paraguaya.
La historia del sushi en Paraguay es la historia de una transformación. “Hace unos años era un gusto adquirido, algo reservado para ocasiones especiales. Hoy, cada vez más personas lo eligen buscando calidad, técnica y una experiencia gastronómica auténtica”, comentó Carolina Fernández. Desde su restaurante Kaiseki, uno de los exponentes de la alta cocina japonesa con fusión nikkei (Japón y Perú), ha sido testigo de este cambio de paradigma.
En Pira Sushi, Matías Camé también lo vive en carne propia. “Cuando arrancamos, el sushi era una comida muy rara. Hoy hasta los niños comen sushi, algo impensado antes. Vemos gente de todas las edades que quiere probar cosas nuevas”, dijo.
Este crecimiento sostenido ha impulsado una mayor exploración de sabores, presentaciones y formas de consumo. El sushi ya no es solo un platillo de lujo, sino una opción versátil que puede ir desde una cena romántica hasta una comida rápida con identidad gourmet.
Una de las claves del éxito del sushi en Paraguay ha sido su capacidad de adaptarse sin perder su esencia. “El público paraguayo ha ampliado su paladar”, destacó Fernández, quien apuesta por una fusión cuidadosa con ingredientes locales como la batata crocante, el mburucuyá y la mandioca paraguaya, por ejemplo, el Tamago Red combina topping de batata roja con salmón, mientras que el Japanese Passion incluye salsa de mburucuyá, creando un balance entre lo dulce, ácido y umami.
Chamé, por su lado, dijo que “intentamos poner algún toque local sin salirnos demasiado de la línea del sushi tradicional”. Un ejemplo reciente es su propuesta para San Juan, donde integraron ingredientes tradicionales paraguayos en sus platos, como un tartar de salmón servido sobre bases fritas de estilo local.
La creatividad es el hilo conductor de las propuestas que más encantan a los comensales. En Kaiseki los más pedidos son el Tamago Kaiseki, que se trata de láminas de tamago rojo, camarón, queso Philadelphia, palmito y praliné de almendras, el Ceviche Roll, una interpretación fresca y picante del clásico ceviche peruano en forma de sushi, el Tamago Red, un topping de batata crocante que aporta textura y profundidad y el Japanese Passion, un roll inspirado en leyendas japonesas, con equilibrio entre tradición e innovación.
“En Paraguay, la forma de compartir es muy especial. Valoramos el acto de reunirnos, de conversar largo rato alrededor de la comida”. Esa visión inspira espacios como Kaiseki Garden, donde el sushi es parte de un ritual de conexión humana.
“El sushi se convierte en una forma de celebrar, pero también muchos lo integran a su rutina porque buscan algo más: calidad, belleza, armonía”, afirmó Fernández y en su restaurante se encargan de que esa experiencia se mantenga intacta incluso cuando se pide delivery, desde el packaging hasta el servicio postventa.
Pira Sushi, por su parte, impulsa experiencias únicas mensuales como cenas maridadas con vino, eventos artísticos y colaboraciones con ceramistas. “Nos gusta hacer cosas diferentes. Hace poco hicimos una cena maridada con vino y vamos a tener una que combina arte y gastronomía”, contó Matías.
Ambos negocios han apostado fuerte al formato delivery, que ha crecido a la par del interés por el sushi. Matías lo resumió bien, “cada vez más gente pide sushi en casa. La confianza en las plataformas y la calidad del servicio han hecho que se instale como una opción frecuente”. Kaiseki incluso ha creado una unidad especial para delivery gourmet, con procesos cuidados que aseguran que el sushi llegue tan fresco y perfecto como en el restaurante.
Este Día Internacional del Sushi, Pira Sushi tiene una sorpresa especial, pues ofrecerá sushi gratis entre las 19:00 y las 21:00. Cualquier persona que se acerque podrá llevarse una bandeja de 10 piezas calientes. Una celebración que, más allá del sabor, reconoce la fidelidad y el entusiasmo del público local.