Según Carlos Carvallo, presidente del BCP, este factor es clave para generar confianza entre los agentes económicos que planifican inversiones a largo plazo. “Además, en el caso de Paraguay, se observó un menor efecto traspaso de las variaciones del tipo de cambio a la inflación y una menor persistencia inflacionaria”, explicó.
Esto trae al país beneficios tales como un entorno de inflación controlada, lo que facilita la planificación a largo plazo de las inversiones; reducción de desigualdades, donde los sectores más vulnerables se benefician con la menor exposición a los efectos adversos de la inflación; y confianza en la política monetaria.
En los últimos años el mundo enfrentó un escenario de alta inflación impulsado por choques externos, como el aumento de los precios de commodities y los efectos de la pandemia. Paraguay -aunque no exento de estos problemas- logró mantener un desempeño destacado. Mientras la inflación global alcanzó niveles históricos, la de Paraguay cayó del 8,1% en 2022 al 3,7% en 2023. Esta rápida convergencia hacia la meta inflacionaria fue posible gracias a la política monetaria activa y la estabilidad en las expectativas inflacionarias.
Durante ese tiempo el BCP enfrentó desafíos globales como el aumento de los precios de los commodities y los efectos de la pandemia por COVID-19. Sin embargo, la banca matriz logró una rápida convergencia inflacionaria, ubicando la inflación interanual en 3,7% en 2023, por debajo de la meta del 4%. Este paso refleja la aspiración del Paraguay de converger hacia niveles inflacionarios similares a Chile y México, donde las metas se sitúan en torno al 3%.