“Mientras todos veían princesas en Disney, yo me ponía a ver National Geographic o Discovery Channel. Me fascinaba la gente que estudiaba tiburones, que se metía al océano para descubrir qué hay ahí y cómo conservarlo. Así nació mi sueño”, comentó en charla con InfoNegocios.
Ese sueño parecía lejano para alguien de un país sin salida al mar como lo es Paraguay. Pero Sofía nunca lo soltó. A los 15 años participó de un intercambio en Texas que le demostró que podía abrirse camino fuera del Paraguay. Al terminar el colegio aplicó a la Universidad de Hawái y fue aceptada. Allí cursó la licenciatura en Ciencias Marinas y luego una maestría en Conservación Ambiental y Biología. Ocho años después, sigue en la isla desarrollando proyectos de investigación que ya trascienden fronteras.
El trabajo de Ferreira va mucho más allá de bucear en aguas ya que su especialidad es unir ciencia marina con ciencia de datos. Para ello, pasa horas bajo el océano recolectando información y tomando fotografías de los arrecifes. Con esos insumos genera modelos 3D digitales que después analiza mediante algoritmos y softwares avanzados.
“Lo que hago es crear modelos tridimensionales de los arrecifes y aplicar algoritmos que me permiten extraer información ecológica clave”, explicó. Esa información resulta fundamental para entender cómo evolucionan los corales, qué enfermedades los afectan y qué estrategias de conservación pueden aplicarse.
Uno de sus primeros proyectos la marcó profundamente. Durante una pasantía con reconocidos científicos marinos, Sofía participó en el desarrollo de un sistema que permitía detectar enfermedades en los corales utilizando inteligencia artificial y modelos 3D. Antes, el método era manual: un buzo anotaba en una tablilla los signos visibles en cada arrecife. El nuevo enfoque, más rápido y preciso, demostró que la tecnología podía transformar la investigación marina.
“Ese proyecto me inspiró a seguir los estudios científicos. Demostramos que usando nuevas tecnologías se puede hacer lo mismo que de manera manual, pero más rápido, eficaz y con mayor precisión”, recordó.
Hoy, estas innovaciones son utilizadas en universidades estadounidenses de prestigio, lo que convierte a Ferreira en un puente entre Paraguay, Hawái y la investigación global.
La decisión de mudarse a Hawái no fue fácil. Con poco inglés y sin referencias claras del lugar, Sofía dejó Paraguay motivada únicamente por su vocación. “La verdad que fue un salto de fe. Me aceptaron en la universidad y me fui sin tener absolutamente nada claro, salvo el deseo de estudiar el océano”, dijo.
El apoyo familiar fue clave para sostener la aventura. Aunque la distancia y el costo emocional fueron altos, su familia la respaldó en todo momento. “Ellos siempre me apoyaron. Sabían que ese era mi sueño y me dieron la oportunidad de intentarlo. Fue difícil separarse, pero yo nunca dejé de expresarles lo mucho que quería dedicarme a esto”, aseguró.
Desde el mar, Sofía no olvida sus raíces. Aunque su campo de investigación esté a miles de kilómetros del Paraguay, reconoce que su historia puede inspirar a otros jóvenes a explorar caminos poco convencionales.
“Siempre tuve claro lo que quería y trabajé para eso. Paraguay puede estar lejos del mar, pero eso no me impidió dedicarme a estudiarlo. Al contrario, me impulsó a buscarlo”, afirmó con convicción.
Su trabajo hoy no solo aporta a la preservación de ecosistemas cruciales para el planeta, sino que también proyecta a Paraguay en un terreno inesperado: la intersección entre ciencia marina y tecnología aplicada. Un orgullo nacional que demuestra que los sueños también pueden bucear más allá de las fronteras.