La inversión llega en un momento clave para la zona, donde la diversificación productiva aparece como una herramienta vital para enfrentar los desafíos del campo. En total, 50 familias de la Asociación Nueva Esperanza recibieron animales de genética mejorada y un conjunto de insumos que incluyen suplementos nutricionales. El objetivo es apuntalar la cría de ovinos, un rubro que gana cada vez más protagonismo en la región gracias a su potencial para generar carne de calidad y nuevas fuentes de ingresos.
A la par, 50 mujeres organizadas en la Asociación Mujeres Luchadoras fueron beneficiadas con recursos destinados a dinamizar la producción avícola. La inversión, cercana a G. 112 millones, se tradujo en la entrega de balanceados, incubadoras, un generador, comederos, bebederos, kits veterinarios y aves de doble propósito. Esta iniciativa no solo busca fortalecer la economía familiar, sino también abrir un camino hacia la autonomía productiva de las mujeres en la comunidad.
Uno de los momentos más significativos de la jornada fue la presentación del resultado de una entrega anterior, realizada meses atrás. Una de las beneficiarias compartió el crecimiento de los pollitos producidos en incubadora, evidenciando que el acompañamiento técnico y la asistencia con insumos generan resultados palpables en poco tiempo.
Durante el acto, el ministro de Agricultura y Ganadería, Carlos Giménez, subrayó la importancia de estas acciones como parte de una visión a largo plazo para el campo paraguayo. “Este es un departamento que necesita de la unidad. Estando presentes en medio del pueblo, venimos a asumir el compromiso de hacer un gran esfuerzo”, expresó, resaltando que el propósito central es que los productores puedan ver en su trabajo una vía clara hacia la mejora de su calidad de vida.
San Alfredo, como otras comunidades rurales del norte del país, enfrenta desafíos vinculados a la falta de infraestructura, el acceso limitado a mercados y la necesidad de diversificar los rubros productivos. En este contexto, la apuesta por la cría de ovinos y aves de doble propósito representa una estrategia que combina sostenibilidad, seguridad alimentaria y posibilidades de comercialización.
Las autoridades remarcaron que, además de la entrega de animales e insumos, el programa incluye un acompañamiento técnico continuo, lo que permite a las familias aprender nuevas prácticas de manejo, nutrición y sanidad animal. La meta es que los beneficiarios no solo reciban recursos, sino que también adquieran los conocimientos necesarios para garantizar la continuidad de los proyectos en el tiempo.
El impacto esperado no se limita únicamente al ingreso económico. Para las mujeres de la Asociación “Mujeres Luchadoras”, el fortalecimiento de la avicultura representa una oportunidad de empoderamiento y liderazgo en sus comunidades. Al contar con herramientas para producir y vender, se amplían sus posibilidades de participar activamente en la economía local, generando un efecto multiplicador en sus familias y en la comunidad en general.
Con estas iniciativas, San Alfredo se perfila como un ejemplo de cómo la articulación entre productores organizados y programas de apoyo estatal puede abrir nuevos horizontes para el desarrollo rural. El desafío ahora es dar continuidad a los proyectos, garantizar que los animales entregados se conviertan en planteles productivos y que las asociaciones logren sostener sus avances a largo plazo.
La apuesta por diversificar los rubros, acompañada de capacitación y asistencia técnica, aparece como la fórmula que puede transformar realidades en comunidades que buscan una alternativa sólida frente a la migración y las limitadas opciones laborales. En San Alfredo, la semilla ya está sembrada: familias y asociaciones han recibido no solo recursos, sino también un impulso que podría marcar el inicio de un cambio profundo en la dinámica productiva local.