Las redes sociales ya no son espacios de interacción personal, sino plataformas gobernadas por algoritmos que deciden por los usuarios. “Pasamos de seguir personas a seguir algoritmos”, señaló, describiendo el fenómeno de la recommendation media, donde el contenido manda y las audiencias se diluyen en un océano de clips y tendencias, generando a su vez un movimiento económico y social importante.
“Estamos viviendo en esa era donde lo que vemos son contenidos, no personas. El contenido es el centro de todo”, añadió.
El desafío, según el experto, es que en este mar infinito de opciones la paradoja de la elección paraliza al usuario. La abundancia de contenidos no siempre libera, muchas veces inmoviliza. Y allí el algoritmo aparece como supuesto salvador: recomienda, decide, filtra. Pero en esa delegación de criterios también se diluye lo más importante: lo humano.
En su análisis, Marenco reflexionó sobre cuánto estamos delegando en las máquinas y qué consecuencias tiene en nuestra vida cotidiana. Hoy resulta difícil llegar al kiosco de la esquina sin Waze o memorizar un número de teléfono, porque gran parte de esas tareas básicas fueron transferidas a la tecnología. “Estamos entregando pedacitos de nuestra autonomía y dejamos que los algoritmos decidan qué vemos, qué escuchamos e incluso qué creemos necesitar”, advirtió.
Para Marenco, el desafío no es rechazar la tecnología, sino comprender que la dependencia excesiva puede limitar capacidades humanas esenciales como la memoria, la atención y la toma de decisiones.
De ahí su invitación a repensar el rol de las personas en la cultura digital: recuperar la atención, el pensamiento crítico, la creatividad hecha por humanos y la interacción genuina. “Made by humans puede ser un sello mucho más valioso que cualquier etiqueta tecnológica”, ejemplificó, planteando que la diferenciación no vendrá de la homogeneidad algorítmica, sino del valor humano que aún no puede replicarse.
La tecnología avanza a un ritmo que a menudo resulta abrumador, pero lo fundamental es aprender a utilizarla sin aceptarla de manera pasiva. Hay una diferencia entre aprovechar sus beneficios y asumirla sin cuestionamientos. “Hoy, más que nunca, ser críticos es una necesidad. Vivimos tiempos interesantes y, lejos de ser una maldición, representan una oportunidad para ser mejores”, señaló.
En ese sentido, resaltó que más allá del algoritmo o de la última tendencia en inteligencia artificial, lo que realmente puede marcar la diferencia es volver a lo humano. “Vivimos en tiempos interesantes. Es una oportunidad para ser mejores. Más allá del algoritmo o la IA de moda, volver a lo humano es una buena estrategia para destacarnos”.