"Comenzamos con la raza Saanen, que es lechera, pero con el tiempo fuimos virando hacia la Boer por su rusticidad y su excelente producción de carne", relató Valinotti en conversación con InfoNegocios. Lo que empezó como una iniciativa para el autoconsumo, pronto se transformó en un proyecto con proyección comercial, apuntando especialmente a mejorar la genética caprina nacional.
A diferencia de otros criadores que combinan producción de leche y carne, San Guillermo trabaja exclusivamente con la raza Boer. Su modelo de negocio está centrado en la genética: venden reproductores a pequeños y grandes productores que desean mejorar sus planteles, y no operan directamente con frigoríficos. Esta especialización les permitió posicionarse como referentes en exposiciones ganaderas, logrando incluso títulos de campeones en ferias como la Expo Mariano Roque Alonso.
Actualmente, en nuestro país no existe una asociación exclusiva de criadores de la raza Boer, aunque, según Valinotti, hay alrededor de 10 a 20 cabañas que participan en exposiciones con ejemplares de esta raza. Ante esta realidad, un grupo de productores, entre ellos San Guillermo, trabaja activamente para formalizar una asociación nacional, lo que abriría nuevas puertas para el comercio internacional.
"Queremos estructurarnos mejor como gremio para facilitar la importación de genética de alta calidad desde países vecinos, como Argentina, que recientemente conformaron su propia Asociación Argentina de Criadores de Boer", explicó Valinotti. Este interés por la genética paraguaya también se refleja en la demanda externa: criadores argentinos ya están mostrando interés en las matrices locales, lo que pone en valor la calidad del trabajo realizado por los caprinocultores locales.
La caprinocultura nacional, aunque aún incipiente, muestra signos de crecimiento sostenido. Cada vez más productores, tanto pequeños como medianos, se suman a esta actividad, atraídos por su bajo costo de entrada y el creciente interés del mercado por productos caprinos. En este escenario, iniciativas como la de Valinotti cumplen un rol indispensable, no solo como proveedoras de genética, sino como promotoras de una cultura ganadera caprina más organizada y competitiva.
“Mi principal objetivo este año es fortalecer nuestra presencia en la Expo, atraer nuevos criadores y seguir sumando socios a la Asociación de Caprinos. Queremos que más personas se animen a invertir en esta raza y a profesionalizar el rubro”, destacó Valinotti.
El avance del sector caprino también está motivando el desarrollo de frigoríficos especializados en carne caprina, aunque la mayoría de los criadores aún trabaja de forma independiente o con venta directa. La posibilidad de establecer canales de comercialización más estables depende, en gran parte, de la consolidación de gremios específicos y del reconocimiento institucional de esta rama ganadera.
En un contexto donde la diversificación de la producción agropecuaria es clave para enfrentar los desafíos del mercado, la experiencia de la cabaña San Guillermo es una muestra clara del potencial que ofrece la caprinocultura de carne, especialmente cuando se apuesta por calidad genética y visión a largo plazo.