“Prácticamente un paraguayo o paraguaya no llega a leer un solo libro por año, el promedio es de 0,25% por persona, aparte de que varios indicadores internacionales ubican a Paraguay entre los últimos países en lo que respecta a la calidad educativa”, expresó Pablo Burián, director de El Lector. La campaña -impulsada en el marco del Día del Libro Paraguayo- consistió en vaciar su sucursal de la Plaza Uruguaya, para solo dejar un 0,25% -lo que lee una persona en el país en un año- del total de su stock.
Según el informe de PISA de la OCDE, 7 de cada 10 estudiantes no comprenden lo que leen, 8 de cada 10 no alcanzan el nivel deseable en ciencias y 9 de cada 10 no logran el nivel mínimo en matemáticas. Por otro lado, la Unicef considera como factor de riesgo, para el desarrollo de la niñez y adolescencia, la ausencia de libros en 8 de cada 10 hogares paraguayos.
El organismo dependiente de la Organización de la Naciones Unidas (ONU) también indica que 6 de cada 10 niños, niñas y adolescentes no tienen la posibilidad de acceder a la educación en Paraguay. Mientras que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) agrega que la escasez de mano de obra calificada en el país es un importante obstáculo para el desarrollo.
“Existen muchos factores que hacen que gente no lea, por ejemplo, no hay espacios en los que se da la lectura colectiva y si existen no tienen consistencia y una persona es la que termina de leer un libro. Otro de los problemas es la comprensión lectora, que dificulta generar el hábito de lectura”, añadió.
Educación
Con el objetivo de realizar un paralelismo, Burián sostuvo que la diferencia en inversión de Paraguay en comparación a la región es muy grande, por ejemplo, en Bolivia -el que más invierte en educación en Sudamérica- se establece el 8% del PIB, mientras que el país solo gasta el 3,7%. “Debemos cambiar algunos parámetros que tienen que ver con la educación y la lectura. Es uno de los pasos a seguir si queremos hacerlo”, acotó.
Sobre el uso de la tecnología en el campo de la lectura, Burián reconoció que es una herramienta “espectacular” y que en otros países es evidente que ayuda a facilitar la lectura, pero en Paraguay comúnmente no se utiliza para crear un hábito de lectura, sino para acceder a informaciones más inmediatas. Por último, manifestó que sería efectivo poner en práctica la lectura de textos más extensos para ir formando hábitos que ayuden a cambiar el panorama actual.