Paraguay exporta capullos de seda a EE.UU. e Italia: El potencial de una cadena de valor de triple impacto en mercados de lujo

(Por LA) Aunque poco conocida y con volúmenes aún modestos, la seda paraguaya empieza a tejer un lugar en el mercado internacional. Entre 2022 y 2024, Paraguay exportó capullos de seda por un valor acumulado de más de US$ 133.000, enviando cargas a destinos exigentes como Italia, Estados Unidos y Brasil, que valoran este insumo por su calidad, trazabilidad y posibilidad de certificaciones orgánicas y de comercio justo.

El proceso es artesanal, intensivo en mano de obra y depende de un equilibrio delicado entre naturaleza y técnica. Pero detrás de cada capullo hay una oportunidad de desarrollo productivo, inclusión rural y posicionamiento en nichos globales de alto valor.

La crianza del gusano de seda (Bombyx mori) requiere una planta específica: la morera, que crece bien en suelo paraguayo y no compite con la agricultura alimentaria. A partir del consumo intensivo de sus hojas, el gusano genera un capullo que es recolectado y tratado para extraer la fibra de seda.

“La oruga es muy selectiva. Solo se alimenta de hojas de morera, y es increíble cómo un insecto tan pequeño puede producir un material tan fino y valioso”, comentó Osiw.

Según datos proporcionados por Nikolaus Osiw, director de Inteligencia de Negocios de Rediex, en 2024 Nembri SA envió a Estados Unidos 26 kg de capullos cortados de Bombyx mori (gusano de seda), por US$ 5.000. En 2023, la empresa exportó a Brasil 340 kilogramos de capullo de primera, seleccionado y seco, por US$ 14.960; y en el mismo año, a Italia, unos 1.560 kg de capullos devanables telquel de primera calidad, por US$ 62.400. En 2022, igualmente a Italia, se enviaron unos 50 kg de capullos cortados a mano de reproductores blancos, por US$ 2.000.

Estos números, aunque reducidos, revelan un precio por kilogramo alto, impulsado por la intensidad del trabajo requerido, la calidad del producto y su destino final: la industria textil de lujo y la cosmética.

El proceso no está industrializado en Paraguay; se basa en cajas de cría (del gusano) y cosecha manual, lo que lo vuelve un rubro ideal para pequeños productores rurales con acceso a tierra, pero dispuestos a invertir tiempo y cuidado. “No necesita mucha superficie, pero sí un manejo constante”, agregó.

Los capullos exportados pueden destinarse a diferentes usos según su calidad: fibras largas para textiles de alta gama (vestidos, pañuelos, lencería de lujo), fibras cortas o remanentes para cosmética (cremas, sueros, tratamientos de piel) y desechos de seda que también tienen mercado, aunque con menor valor agregado.

“En Italia, por ejemplo, los capullos paraguayos alimentan la industria de moda de lujo, donde se valoran los procesos naturales; y en EE.UU. también hay interés desde la cosmética”, apuntó Osiw.

Hace dos décadas, Paraguay tuvo una apuesta más fuerte por la seda, con empresas que llegaron a exportar hilo de seda procesado localmente. Sin embargo, el rubro fue perdiendo fuerza frente a la competencia asiática, más barata y masiva. Hoy, empresas como Nembri SA retoman la posta con una propuesta más selecta y sostenible. “No podemos competir en volumen, pero sí en nichos de alto valor”, sostuvo Osiw.

Uno de los caminos para potenciar la seda paraguaya, según el especialista, es apostar a la producción orgánica con certificación de comercio justo. “En un contexto global cada vez más sensible al origen y las condiciones de producción, Paraguay tiene ventajas claras, como la producción sin pesticidas ni agroquímicos, sin trabajo infantil, remuneración justa a pequeños productores y el bienestar animal en el tratamiento de los gusanos”, aseguró.

Añadió que existen países asiáticos donde los gusanos son prácticamente torturados para estirar el hilo. “Si Paraguay puede ofrecer seda con trazabilidad, bienestar animal y condiciones humanas, tiene un diferencial poderoso”, señaló Osiw.

Además del valor económico, la seda representa una oportunidad para la inclusión productiva rural. Podría convertirse en una alternativa rentable y sustentable para familias campesinas, cooperativas o comunidades que buscan diversificar ingresos sin depender de grandes extensiones de tierra ni maquinarias costosas. “Si se organiza bien, la seda puede generar ingresos en zonas con pocas oportunidades. Tiene todo para ser una cadena de valor de triple impacto: social, ambiental y económico”, dijo.

Desde los capullos que alimentan la alta costura italiana hasta los extractos usados en cosméticos premium, la seda paraguaya empieza a encontrar su lugar en el mundo. Con organización, apoyo técnico y mirada estratégica, este rubro podría consolidarse como un emblema del lujo sostenible made in Paraguay.

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