Vargas sostuvo que la agroecología no es simplemente una técnica, sino una ciencia que puede revolucionar la forma en que producimos alimentos. Según el profesional, el fin de esta ciencia es buscar la sostenibilidad mediante el aprovechamiento del conocimiento científico y el rescate de prácticas de las comunidades indígenas y campesinas.
Vargas explicó que la agroecología no es sólo una metodología, sino una ciencia con sus propios principios, los cuales incluyen el manejo adecuado del suelo y la creación de sistemas económicos más equitativos. Este enfoque busca reducir el impacto ambiental de la agricultura y asegurar que el modelo sea económicamente rentable y socialmente justo.
“Es importante entender que un sistema sostenible que se enfoca en el medioambiente y toma en cuenta la rentabilidad económica y la equidad laboral”, afirmó. La agroecología aboga por sistemas en los que los beneficios sean distribuidos de manera justa entre quienes participan en la producción, promoviendo un modelo que respete a la tierra y a quienes la trabajan.
En nuestro país la agroecología es aplicada en prácticas como la siembra directa, la rotación de cultivos y el uso de plantas de cobertura. Estas técnicas ayudan a conservar el suelo, mejorar su fertilidad y reducir la dependencia de agroquímicos. Sin embargo, a pesar de los beneficios, el conocimiento y la adopción de la agroecología aún son limitados en el país.
Organizaciones campesinas como la Organización Campesina Regional de Concepción y la Asociación de Productores Agroecológicos del Paraguay están liderando iniciativas para expandir el modelo agroecológico.
Para Vargas, uno de los mayores desafíos es precisamente el desconocimiento generalizado del concepto de agroecología. “En nuestro país, el término agroecología es muy desconocido, y es por eso que el Congreso Latinoamericano de Agroecología en Paraguay fue una oportunidad para difundir esta ciencia y acercarla al público”, puntuó.
Según el especialista, en la región Brasil lidera la implementación de políticas estatales de apoyo a la agroecología, con la incorporación la producción agroecológica en programas de alimentación escolar, fomentando sistemas agrícolas sostenibles en estados como Paraná y Santa Catarina. Mientras que en Argentina, aunque existen redes agroecológicas, el cambio de gobierno llevó a un retroceso en la implementación de políticas de apoyo a esta práctica.
Por otro lado, en nuestro país, se están dando los primeros pasos en la institucionalización de la agroecología. A través del Comité Técnico de Producción Orgánica y Agroecológica, el MAG impulsa algunas prácticas agroecológicas. Asimismo, el país cuenta con un Plan Nacional de Fomento para la Producción Orgánica y Agroecológica y está en proceso de construcción del Plan Nacional de Agricultura Familiar, que también incorpora principios agroecológicos.
Para Vargas el futuro de la agroecología en la producción nacional depende de la inversión en investigación y educación. “El desarrollo de investigaciones en esta área será crucial para validar y mejorar las técnicas que se están impulsando”, finalizó.