El compliance empresarial es el conjunto de procedimientos, políticas y controles que implementa una corporación para asegurar que su actividad se ajuste a las regulaciones aplicables —legales, administrativas, técnicas e internas— y a valores éticos que fortalezcan su reputación en el mercado.
“El compliance empresarial no es un lujo ni un mero requisito para grandes compañías. Es una herramienta concreta para proteger la eficiencia y la rentabilidad, para anticiparse a los problemas y demostrar una gestión comprometida con la ética y la legalidad”, afirmó Fernández Zacur.
Explicó que este sistema no solo busca cumplir con las normas legales, sino que actúa como un modelo integral que “define reglas claras, distribuye funciones para evitar la concentración de poder, implementa controles y auditorías que detectan irregularidades a tiempo, y promueve una cultura ética basada en la responsabilidad”.
La paradoja, según el especialista, es que “los fraudes más complejos muchas veces provienen de los altos mandos: desde transferencias sospechosas, pagos duplicados, sobrefacturaciones, hasta manipulación de sistemas y distorsión de información financiera”. Y lo más delicado: “por su jerarquía, generalmente nadie sospecha de ellos”.
Para detectar estas amenazas antes de que causen un daño irreversible, Fernández Zacur mencionó algunas señales de alerta clásicas: La resistencia a ser auditado, la concentración excesiva de funciones, un estilo de vida que no coincide con la remuneración, o la incorporación repentina de familiares o amigos al equipo son indicios que no deben ignorarse.
También advierte sobre los comportamientos omisivos: no actuar cuando se debe para evitar un daño patrimonial. Todas estas conductas pueden encuadrar en uno o más hechos punibles previstos en el Código Penal paraguayo.
Ante cualquier sospecha, recomendó actuar con prudencia y asesoría especializada: “Es fundamental consultar con un abogado en derecho penal y compliance para encaminar decisiones estratégicas sin violar derechos laborales ni garantías fundamentales. Además, preservar toda la evidencia documental y digital es clave para evitar que se pierda o manipule información”.
Lejos de ser un gasto o un obstáculo, el compliance es la base para que una empresa funcione “de forma saludable, sostenible y competitiva”. Por ello, el especialista sugiere medidas prácticas al alcance de cualquier compañía: “Introducir cláusulas de integridad en contratos, incorporar códigos de ética, establecer canales seguros para denuncias internas, realizar auditorías periódicas y contar con asesoría legal especializada. También puede ser útil contratar seguros contra fraude”.
En Paraguay, lamentó Fernández Zacur, “es muy frecuente que las empresas enfrenten este tipo de situaciones, y muchas cometen errores básicos que agravan el problema: no separan funciones críticas, subestiman señales claras y confían ciegamente en cargos altos sin controles adecuados”.
Por eso, insistió en que el compliance bien aplicado es control, reacción rápida y reputación sostenida. No elimina el riesgo, pero reduce considerablemente las oportunidades de fraude y permite enfrentar contingencias con herramientas adecuadas si llegaran a materializarse.
“Blindar al 100% es difícil, pero reducir riesgos es completamente posible si hay voluntad real de controlar y corregir. En el mundo actual, las empresas que se anticipan y actúan a tiempo tienen una ventaja estratégica decisiva”.