Las áreas silvestres protegidas son territorios creados por disposiciones legales emitidas por el gobierno, para conservar la biodiversidad, proteger especies en peligro y salvaguardar recursos vitales como el agua, el aire limpio y el clima. Incluyen bosques, sabanas y pastizales, médanos y humedales, y albergan especies emblemáticas como el jaguareté, el oso hormiguero gigante, el ciervo de los pantanos y numerosas especies de aves y plantas. Se trata de espacios esenciales para que el país pueda adaptarse y responder a los desafíos del cambio climático.
Según René Palacios, gerente de Biodiversidad y Áreas Protegidas de WWF-Paraguay el principal desafío actual radica en lograr una gestión efectiva de las áreas silvestres protegidas. Para ello, no basta con que los espacios existan en los mapas: es fundamental que cuenten con equipamiento, personal capacitado y una estructura que garantice su funcionamiento.
“Yo creo que en este momento lo más importante o el desafío más grande que se tiene es fortalecer la gestión en las áreas silvestres. Por eso estamos trabajando con el Ministerio: todo el apoyo que podamos darle es para mejorar la gestión desde la institución, fortalecer los hogares de parques, equipamiento, todas estas estructuras que implican estar ahí”, explicó Palacios.
El experto resalta también que, sin la participación de la ciudadanía, la conservación difícilmente será efectiva. “Si las personas no conocen qué son las áreas silvestres protegidas, difícilmente van a valorar su importancia. Hay que acercar esa información a la gente para que pueda comprender, apoyar y sentirse parte de la conservación”, señaló
Por otro lado, también comentó que existen tres sistemas de protección en Paraguay. El sistema paraguayo de áreas protegidas abarca alrededor del 15% del territorio nacional, aunque, según Palacios, la cobertura real de conservación ronda el 6%. Estas se dividen en tres grandes categorías:
Áreas públicas, administradas directamente por el Estado.
Reservas privadas, gestionadas por particulares, pero en coordinación con el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades).
Áreas de manejo autónomo, bajo la supervisión del Consejo de Áreas Protegidas (CIPU).
Cada una cumple un rol complementario, aunque todas enfrentan desafíos similares: desde la falta de presupuesto hasta la necesidad de reforzar el marco legal para asegurar su permanencia y buen manejo.
En el Chaco paraguayo, por ejemplo, sobreviven poblaciones del yaguareté, considerado especie paraguas porque su conservación implica proteger a toda la cadena trófica que depende de su hábitat.
“En esas zonas también se conservan especies como los pecaríes, los venados y aves únicas de la región. En el Alto Paraguay encontramos nutrias gigantes, y en otras áreas aparecen especies que muchas veces ni se reconocían como importantes, como el tatú carreta o el oso hormiguero gigante”, comentó Palacios.
La riqueza biológica de estos espacios incluye desde grandes mamíferos hasta especies más discretas, pero igualmente vitales para los ecosistemas. Su preservación está directamente ligada a la existencia de los parques y reservas, que actúan como un escudo frente a la pérdida de hábitat y la presión humana.
Frente a la falta de conocimiento ciudadano, el Mades y WWF-Paraguay trabajan de manera conjunta en el impulso de acciones destinadas a fortalecer tanto la gestión como la comunicación de las ASP. Entre los avances ya logrados se destacan la capacitación de guardaparques y comunidades en el uso de herramientas para monitorear la vida silvestre, el apoyo a la gestión territorial en el Monumento Natural Cerro Chovoreca y la mejora de condiciones de trabajo en el Parque Nacional Defensores del Chaco con la instalación de paneles solares y baterías.
Nueva identidad para 15 Áreas Silvestres Protegidas
En este marco, se presentó la nueva identidad visual de las áreas silvestres protegidas del Paraguay, que unificó la imagen de quince áreas bajo un lenguaje común, donde cada logotipo combina elementos propios de su territorio -como la fauna, la flora y/o sus rasgos geográficos- con una estructura gráfica estandarizada. El resultado es una identidad clara, coherente y fácil de reconocer que refuerza la conexión entre la sociedad y su patrimonio natural.
Su implementación hará que las áreas silvestres protegidas sean más visibles en la señalización, materiales educativos, productos promocionales y plataformas digitales, contribuyendo a acercarlas a la ciudadanía.
El trabajo continúa con nuevas metas: mejorar la infraestructura de parques emblemáticos, actualizar la señalización y fortalecer la capacitación y el equipamiento de los guardaparques, y promover la participación ciudadana.
Todas estas acciones, realizadas con el apoyo de la Unión Europea y su estrategia Global Gateway, y el Banco de Desarrollo Alemán (KfW), buscan consolidar la gestión de las áreas y asegurar que sigan cumpliendo su función de resguardar la naturaleza y generar beneficios para las personas.