“En Paraguay el problema de la gestión de residuos en general es grave, observamos que en las ciudades la mayoría de los cauces de agua están contaminados específicamente por plásticos. Recientemente verificamos un sitio de mucha concentración de basura que es la zona de la desembocadura del arroyo Mburicaó, donde hay mucha proliferación de plásticos de un solo uso, este es el principal problema en nuestro país y los desechos que más proliferan son las bolsas de polietileno que se utilizan en los supermercados, las pajitas y los vasitos, que después van a parar a los ríos y luego a los mares”, manifestó Rodas.
La Ley 5414 fue promulgada en el 2015 y reglamenta la disminución de plástico polietileno el cual corresponde específicamente a las bolsas llamadas comúnmente “hules”, cuyo uso debe ser progresivamente reemplazado por otras reutilizables o confeccionadas con materiales biodegradables alternativos no contaminantes y reutilizables, entregadas por los supermercados, autoservicios, almacenes y comercios en general para el transporte de productos o mercaderías, como lo expresa la norma.
A pesar de esto, siguen suministrando materiales desechables y, según Rodas, se debe principalmente a la falta de capacidad del país para producir los bolsos biodegradables que pueden desintegrarse de forma natural y sin afectar el ecosistema. “La ley aún no se pudo implementar en su totalidad debido a que la capacidad de producción de bolsas biodegradables en Paraguay es muy limitada, solo producimos más bolsas de plástico con material reciclado”, explicó el director y aclaró que los bolsos entregados actualmente son reutilizables, pero no biodegradables.
Sobre este punto agregó que la entidad encargada de hacer cumplir la regla y proveer los medios necesarios para implementarla es el Ministerio de Industria y Comercio (MIC), resaltando que uno de los elementos que compone la ley es la concientización a la ciudadanía.
“Este dictamen no se cumplirá en su totalidad mientras no se invierta lo recaudado por la venta de bolsas de plástico para campañas de concienciación ambiental ciudadana, porque hay que tener muy en cuenta que en la reglamentación se menciona que el pago que hace un cliente –de G. 100 a G. 250 por cada bolsa– debe utilizarse para ese fin, aspecto muy importante puesto que dentro de lo que el MIC reporta regularmente de su accionar debe incluir en qué se invirtió ese dinero”, señaló.
Como ejemplo de la problemática en la región podemos nombrar a Chile, que desde este año prohibió el uso de las bolsas en los comercios teniendo en cuenta la contaminación de los mares y la proliferación de microplásticos, consumidos por peces y presentes en el agua, terminan siendo ingeridos por los humanos.
El análisis “Naturaleza sin plástico: evaluación de la ingestión humana de plásticos presentes en la naturaleza”, elaborado por Dalberg, basado en un estudio solicitado por WWF y realizado por la Universidad de Newcastle, Australia, informa que las personas están consumiendo alrededor de 2.000 pequeñas piezas de plástico cada semana, equivalente a aproximadamente 21 gramos al mes, poco más de 250 gramos al año.