Financiado por el Gobierno del Paraguay y el Fondo Verde para el Clima, y ejecutado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Proeza trabaja en una intersección estratégica: la lucha contra la pobreza rural y la adaptación al cambio climático. Su modelo integra incentivos financieros, asistencia técnica y acompañamiento social, buscando generar una transformación productiva y ambiental sostenible.
La coordinadora del proyecto, Paola Martínez, explicó que Proeza “es una iniciativa innovadora para el país, porque aborda de manera directa dos desafíos estructurales, la pobreza rural y la vulnerabilidad frente al cambio climático”.
A través del fortalecimiento de capacidades, la promoción de sistemas agroforestales sostenibles y la entrega de incentivos económicos, el proyecto ayuda a mejorar los ingresos, la seguridad alimentaria y la calidad de vida de las familias beneficiarias.
“Lo más destacable es el cambio de paradigma que estamos viendo, las familias agricultoras dejan de ver el bosque solo como una fuente de extracción para comenzar a entenderlo como un recurso que pueden manejar y hacer crecer de forma sostenible, generando beneficios productivos, energéticos y ambientales”, señalo Paola.
Una de las claves del éxito del proyecto es su articulación con el programa Tekoporã, la principal iniciativa de protección social del Gobierno paraguayo.
Proeza selecciona a sus beneficiarios entre los hogares ya inscritos en Tekoporã, sumando un nuevo componente: las Transferencias Monetarias Condicionadas Ambientales (TMCA). Estas transferencias complementan el apoyo financiero de Tekoporã y están vinculadas a logros ambientales concretos, como la supervivencia de al menos el 60% de las plantas, la diversidad de especies o el uso de técnicas adecuadas de poda.
“Como los sistemas agroforestales no generan ingresos inmediatos, las TMCA permiten a las familias sostenerse durante los primeros años y asegurar el cuidado de los cultivos”, detalló Martínez. “Esto facilita la transición y promueve su involucramiento activo”, agregó.
Hasta la fecha, el proyecto brindó apoyo financiero a casi 1.500 hogares, todos ellos vinculados también al sistema Tekoporã. Pero su alcance técnico y social va más allá.

La FAO, como organismo ejecutor, cumple un rol fundamental en la transferencia de conocimiento. A través de sus equipos técnicos, se brinda capacitación práctica en manejo de parcelas, poda, análisis de suelo, selección de semillas y uso de herramientas adecuadas.
Además, el proyecto ofrece asesoramiento sobre tenencia de la tierra, apoyo en el acceso a mercados y hasta salarios temporales para las tareas de siembra y mantenimiento, garantizando así un proceso integral.
“Proeza pone en el centro a las personas y sus medios de vida. Las acciones de mitigación y adaptación no se abordan de forma aislada, sino integradas a las prioridades y capacidades de la población. Así logramos que las familias se apropien del proceso y reconozcan que proteger su entorno también genera beneficios económicos a largo plazo.”
Hasta el momento, el proyecto implementó modelos agroforestales en 2.371 hogares, cubriendo 1.934 hectáreas en 22 distritos de los departamentos de San Pedro, Guairá, Canindeyú, Caazapá, Caaguazú y Alto Paraná. Estos modelos combinan cultivos de autoconsumo y renta como maíz, mandioca, poroto y piña, lo que mejora la seguridad alimentaria y la diversificación de ingresos en los hogares rurales.

El 80% de las personas beneficiarias con este proyecto son mujeres, el 60% pertenece a pueblos indígenas y el 40% a familias campesinas. Esta distribución refleja una apuesta clara por la equidad y la participación comunitaria.
“Cada familia que logra consolidar su sistema agroforestal está construyendo una red de resiliencia climática. Aparte de mejorar su economía, también protege su entorno y garantiza un futuro más estable para sus hijos”, afirmó Martínez.
Otro de los componentes destacados del proyecto es la incorporación de tecnologías limpias para reducir el uso de biomasa y mejorar las condiciones de vida. En colaboración con el Viceministerio de Minas y Energía del MOPC, Proeza promueve la instalación de cocinas eficientes “Tata Piriri”, diseñadas para consumir menos leña y emitir menos humo dentro de los hogares.
Hasta la fecha, se instalaron 662 cocinas en los departamentos de San Pedro y Canindeyú, beneficiando directamente a cientos de familias rurales.