Vanessa Candia es una madre de dos niños, que fueron el principal motor de inspiración, ya que diariamente se dedica a preparar el merendero para uno de sus hijos escolarizado, se dio cuenta del exceso de papel que se usaba diariamente para preparar la merienda escolar. Fue así que empezó a generar una consciencia más ambientalista y se decidió a reducir este impacto ambiental, comenzando a desarrollar envoltorios ecológicos conocidos como beewraps.
Para la producción de los envoltorios ecológicos "beewraps" utilizan tela 100% de algodón, conocido por ser uno de los textiles biodegradables más utilizados en el mundo, cera de abejas, componente natural, biodegradable y con propiedades adhesivas y de conservación, y aceites vegetales orgánicos, que ayudan a la durabilidad del producto.
“Nuestros envoltorios ecológicos pueden durar entre 6 meses a 1 año dependiendo del cuidado y amor que le pongan a su uso”, explicó Vanessa Candia.
Aunque Beebag lleva solo unos meses en el mercado, ya está desarrollando nuevos productos para complementar su línea de beewraps o envoltorios ecológicos. La empresa se enfoca en mejorar continuamente la durabilidad y efectividad de sus productos, basándose en la retroalimentación y su propia investigación.
“Lo que comenzó como una solución práctica para mi como madre se convirtió en una respuesta ecológica diversa y vibrante que satisface las necesidad y estilos de vida de los consumidores” expresó Candia.
En ese sentido desde Beebag mencionaron que entre los grandes desafíos está incrementar el cambio de hábitos de consumo hacia opciones ecológicas. Sensibilizar y educar a los consumidores sobre los beneficios de dejar el plástico o papeles desechables sigue siendo un reto.
Además, la empresa enfrentó retos en el desarrollo de sus productos y la obtención de capital para inversión. La creación de una cadena de suministro ética y sostenible en un mercado globalizado fue otra barrera importante.
“Asegurar que los proveedores cumplan con altos estándares ambientales fue una tarea ardua para nosotros. Encontrar proveedores que respeten el medio ambiente desde el inicio de la fabricación es complicado. En la industria textil, por ejemplo, la certificación BCI (Better Cotton Initiative) garantiza que la producción de algodón respete el medio ambiente. Y desde Beebag estamos en proceso de formar una alianza con un apicultor que trabaja con comunidades indígenas, asegurando que todo el proceso de producción de cera de abeja sea sostenible y respetuoso con el medio ambiente” refirió la propietaria.
En cuanto a planes a futuro, están desarrollando nuevas soluciones reutilizables para el hogar. Lo que comenzó como un pequeño proyecto ahora busca dejar una huella significativa en cada hogar paraguayo, ayudando a más personas a adoptar prácticas sostenibles.
La respuesta de los consumidores fue positiva. El lema de la empresa, "Sé el cambio, sentí la diferencia", refleja esta filosofía, inspirando a las personas a creer que sus acciones individuales pueden generar un cambio significativo.