Los trastornos del habla y el lenguaje son más comunes de lo que se piensa, y pueden variar en su gravedad, afectando desde la pronunciación de ciertos sonidos hasta la comprensión y formación de oraciones complejas. A menudo, estas dificultades no son reconocidas a tiempo, lo que retrasa su tratamiento y puede tener un impacto significativo en el rendimiento académico y en la interacción social del niño. La detección temprana y la intervención adecuada son esenciales para corregir estos trastornos y facilitar un desarrollo lingüístico adecuado.
Vanina Téllez, licenciada en Fonoaudiología, trabaja con niños, adolescentes y adultos, abordando trastornos del habla y el lenguaje, trastornos del espectro autista (TEA), estimulación temprana del lenguaje y afasias. Con su experiencia, explica cómo se desarrolla el habla en los niños y la importancia de un diagnóstico temprano para garantizar una intervención efectiva.
El habla clara es un hito fundamental en el desarrollo infantil, ya que facilita la comunicación y la interacción social. A medida que los niños avanzan en su desarrollo, pasan por diferentes etapas en la adquisición del lenguaje. Entre los tres y cinco años, el habla de los niños se vuelve más comprensible para los demás, y comienzan a usar estructuras lingüísticas más complejas. A los cuatro y cinco años, la mayoría de los niños pueden articular con claridad los fonemas y emplear oraciones más detalladas. No es raro que cometan errores ocasionales, los cuales suelen disminuir conforme se acercan a la edad escolar.
Es importante estar atentos a las señales de alerta que pueden indicar un problema en el desarrollo del habla y el lenguaje. Aunque los niños se desarrollan a ritmos diferentes, existen ciertos indicadores que pueden señalar la necesidad de una evaluación profesional.
Desde los primeros meses de vida, los bebés comienzan a mostrar los precursores del lenguaje, como sonrisas, balbuceos y gestos. Estos comportamientos son esenciales para que más tarde puedan desarrollar el lenguaje. Sin embargo, algunos niños presentan dificultades que requieren atención, como la falta de respuesta a sonidos o voces familiares a los seis meses, la ausencia de balbuceo a los 12 meses o el escaso contacto ocular a los 18 meses.
A los dos años, la comprensión de órdenes sencillas y la producción de palabras puede ser limitada, mientras que a los tres y cuatro años, el habla de algunos niños puede resultar ininteligible o con un vocabulario muy reducido. Si estos problemas persisten, es fundamental buscar orientación profesional.
La detección temprana de posibles alteraciones en el desarrollo del lenguaje permite una intervención eficaz, que puede mejorar significativamente las dificultades de los niños.
Cuando se inicia el tratamiento temprano, cuando el lenguaje aún está en formación, los niños tienen mayores posibilidades de superar los desfases en su adquisición lingüística. Esto es particularmente importante durante los primeros años de vida, un período clave para el desarrollo del lenguaje.
Si bien los retrasos en el habla y los trastornos del lenguaje pueden estar relacionados, son dos condiciones distintas. El retraso en el habla se refiere a dificultades para producir sonidos con claridad, mientras que los trastornos del lenguaje abarcan problemas más amplios, como la comprensión del lenguaje, la formación de oraciones o el uso adecuado del vocabulario. Ambos pueden coexistir, pero es importante realizar una evaluación adecuada para determinar la naturaleza del problema y elegir el tratamiento más adecuado.
Durante el proceso de aprendizaje del habla, los niños cometen errores comunes al intentar formar oraciones y pronunciar sonidos correctamente. Estos errores son parte del proceso natural de adquisición del lenguaje y, con el tiempo, se corrigen a medida que los niños perfeccionan sus habilidades lingüísticas. Sin embargo, si estos errores persisten o se vuelven más pronunciados, es fundamental considerar la posibilidad de un trastorno en el desarrollo del lenguaje.
Diversos factores pueden influir en los problemas del habla en los niños. El uso excesivo de pantallas es uno de los factores más comunes que afecta el desarrollo lingüístico, ya que limita las oportunidades para que los niños interactúen y practiquen el lenguaje. Además, los problemas de audición también pueden dificultar el aprendizaje del habla. Los niños aprenden a hablar imitando los sonidos que escuchan, por lo que una deficiencia auditiva puede afectar gravemente su capacidad para desarrollar una pronunciación clara. Es esencial realizar pruebas de audición para detectar posibles problemas y tratar cualquier deficiencia a tiempo.
El diagnóstico de los trastornos del habla y el lenguaje en los niños se realiza a través de evaluaciones que incluyen pruebas específicas para medir las habilidades lingüísticas. En algunos casos, también se realizan consultas con otros especialistas, como neurólogos o psicólogos. Es fundamental realizar pruebas de audición para descartar cualquier pérdida auditiva, que es una de las causas más comunes de los problemas en el desarrollo del lenguaje.
El acompañamiento de los padres durante el tratamiento es fundamental para asegurar el progreso del niño.
Téllez resaltó la importancia de trabajar en conjunto con los padres para que lo aprendido en las sesiones de terapia se refuerce en el hogar. Crear un ambiente adecuado para el desarrollo del habla en casa es esencial. Hablar con regularidad, hacer preguntas abiertas y fomentar la expresión verbal son prácticas que ayudan a los niños a mejorar su capacidad comunicativa. Además, es importante modelar un lenguaje claro y evitar el uso de lenguaje infantil, lo que permite al niño aprender una forma correcta de expresarse. Leer juntos, utilizar apoyos visuales y practicar sonidos del habla a través de juegos son otras estrategias efectivas para promover el desarrollo del lenguaje.
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