Cada 16 de junio se conmemora el Día Internacional de las Remesas Familiares, una fecha establecida por la ONU para reconocer el aporte que realizan millones de migrantes al enviar dinero a sus familias en sus países de origen. En Paraguay, estos ingresos, de enero a abril de 2025, representaron unos US$ 293 millones. Los principales países de origen son: España, con US$ 171 millones; Argentina, con US$ 37 millones; Estados Unidos, con US$ 34 millones; y Brasil, con US$ 12 millones.
Mientras que a nivel mundial, los cinco principales receptores de remesas familiares son: India, US$ 125.000 millones; México, US$ 67.000 millones; China, US$ 50.000 millones; Filipinas, US$ 40.000 millones; y Egipto, US$ 24.000 millones, según el informe Migration and Development, de 2023, del Banco Mundial. Entretanto, los principales emisores son: Estados Unidos para México, India, Filipinas y Centroamérica; Países del Golfo (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, etc.) para India, Pakistán, Egipto; Europa Occidental (España, Alemania y Francia) para países de África y América Latina.
Las remesas familiares cumplen un rol importante, como fuente de ingreso y reflejo de la dinámica social. El economista Virgilio Noel Benítez explicó que estas transferencias ayudan a estabilizar el tipo de cambio y tienen un fuerte impacto en el bienestar de los hogares receptores. A nivel microeconómico, muchas familias utilizan ese dinero para invertir en pequeños emprendimientos, construir viviendas o mejorar su infraestructura, lo que, a su vez, dinamiza el empleo y el consumo local.
Según Benítez, estas reflejan distintas realidades migratorias. Por un lado, quienes emigran a países como España o Estados Unidos suelen tener un nivel educativo superior al promedio nacional, lo que implica una pérdida de capital humano calificado para el país. Se trata de personas que, en muchos casos, completaron el bachillerato o incluso tienen estudios más avanzados, lo que supera el promedio de escolaridad en Paraguay.
Por otro lado, quienes migran a países vecinos, como Argentina, lo hacen principalmente como una salida ante la pobreza y la falta de oportunidades, buscando mejores condiciones de vida. Estas dos situaciones muestran cómo las remesas no solo representan ingresos económicos, sino también fenómenos sociales que impactan en el desarrollo del país.
“Después, también hay una cuestión que a mí me llama mucho la atención —que todavía no sé si serviría para que se analice dentro de lo que es la remesa—, pero sí es una llamada de atención: muchos becarios que estudiaron en Europa finalmente deciden quedarse allí, y ya estamos hablando de mano de obra muy, pero muy calificada”, reflexionó.
¿Qué políticas son necesarias?
Más allá del impacto económico inmediato, las remesas también reflejan carencias estructurales en el país. Desde esta perspectiva, el economista Benítez apuntó que, para reducir la dependencia de estos ingresos, Paraguay debe enfocarse en mejorar la calidad de vida de su población. Muchas personas emigran en busca de bienestar económico y oportunidades laborales que no encuentran en el país. En ese sentido, es fundamental implementar políticas públicas que fortalezcan áreas como salud, educación, movilidad, transporte, recreación y acceso al trabajo formal. “El ingreso económico sigue siendo el factor más determinante al momento de migrar”, sostuvo.