Es así como el Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés) intenta instalar dentro de la agenda mundial el término “cisne verde”, que se refiere a las secuelas causadas por el cambio climático y las medidas de contención que se están aplicando. La publicación del BIS denominada “El Cisne Verde: bancos centrales y estabilidad financiera en la era del cambio climático” indicó que los desastres naturales se multiplicaron y acentuaron en los últimos años y es probable que dañen la economía de algunas regiones y generen una profunda crisis financiera global.
En síntesis, el organismo internacional considera que la ecuación que caracteriza al cisne verde es la siguiente: Huida de capital de algunos sectores de la economía, Cascada/caída, Consecuencias por fuera del área afectada. El cisne verde como teoría predice una posible crisis operativa por el abandono de activos, el impacto en el sistema financiero al mitigar los efectos del cambio climático, como el intento de reducir las emisiones de carbono, los cambios de políticas medioambientales, la reputación de los mercados según sus normas medioambientales, las limitaciones tecnológicas y las normas sociales.
Tal parece que combatir los efectos del cambio climático no siempre genera una percepción positiva para el sistema financiero, sin embargo, la teoría del cisne verde manifiesta que una acción demorada y débil para mitigar los efectos del cambio climático conduciría a riesgos físicos más altos y potencialmente catastróficos sin eliminar por completo los riesgos de transición. Asimismo, las recomendaciones generales del BIS consisten en reconsiderar la estabilidad climática como un bien público global y la integración de la sostenibilidad en los parámetros contables a nivel corporativo y nacional.
Para ampliar el tema, consultamos al gerente de Mercados y Finanzas Sostenibles del Fondo Mundial para la Naturaleza Paraguay (WWF), Fernando Díaz de Vivar sobre lo que se está haciendo a nivel mundial para prever un escenario con riesgos al buscar mitigar los efectos del cambio climático. “Los daños materiales que se dan luego de inundaciones, incendios, huracanes, sequías se deben reponer y requieren esfuerzos económicos. Hay daños operativos que perjudican a los tomadores de activos en los emprendimientos, y entonces están obligados a incorporar nuevos criterios de análisis a la hora de asumir riesgos”, argumentó.
Díaz de Vivar señaló que una de las tendencias mundiales para mitigar los efectos del cambio climático es la “descarbonización”, es decir, dejar de invertir en emprendimientos que generan rentabilidad a través de la explotación de los combustibles fósiles. Tal hecho, constituye una transición en los procesos que afectan al sistema financiero global porque anteriormente los mayores y más grandes fondos de inversión se concentraban en empresas relacionadas a la exportación de combustibles fósiles y actualmente migran a otras áreas.
“Toda esta situación crea un riesgo de transición dentro de la economía, para las personas vinculadas al área y para aquellos sectores dependientes”, enmarcó Díaz de Vivar, quien además afirmó que los vínculos entre los fondos, bancos, inversores y el sector que explotan el combustible son innumerables y lo que queda pendiente de detectar es cómo se hará para soportar la transición del combustible fósil a otras fuentes más sustentables.
Algunas medidas concretas para contener el cisne verde
- Actualmente existe una organización llamada Network for Greening the Financial System creada para “enverdecer” el sistema financiero mediante políticas monetarias de búsqueda de inversión para mitigar riesgos climáticos.
- Catástrofes como los incendios en Australia están sirviendo como un laboratorio para identificar cómo enfrentar una situación similar al cisne verde.
¿Qué pasa en Paraguay?
“Paraguay tiene una situación muy parecida a lo que ocurre en Australia con el caso de los incendios en el Chaco. Muchas personas de la zona tuvieron que vender sus activos financieros para controlar los incendios y ahora los bancos acreedores quedaron en una situación vulnerable”, expresó. El economista indicó que en nuestro país muchos productores deciden deforestar sus propiedades como una alternativa para solucionar sus problemas financieros, incluso sin contar con las habilitaciones correspondientes porque la necesidad de producir para pagar préstamos los obliga.
“Un efecto del cambio climático que afecte a nuestro país alteraría las políticas ambientales porque los propietarios recurrirán a un apoyo estatal, por ende, hay que decidir si apostar a los subsidios o modificar el marco jurídico ambiental”, concluyó.