“Tenemos que entender que, si los fondos son destinados a inversiones, generan un impacto positivo en la economía. No obstante, si el 90% de los tributos son destinados a gastos rígidos, no es necesario conversar sobre si debemos superar el tope de déficit fiscal para seguir invirtiendo, sino más bien, es cuestión de analizar y mejorar la calidad del gasto”, expresó la economista Martha Coronel, de Mentu Aliados.
Sin dudas, una eventual modificación debe ampliar el margen destinado a inversión. No obstante, estás inversiones deben ser analizadas y planteadas en una proyección anual, de manera a conocer la cantidad de fondos que se debe destinar a cada sector y trabajar en consecuencia, argumentó.
Por otra parte, la economista comprendió el planteamiento del ministro, ya que es difícil consolidar el crecimiento con esta estructura, que tiene un elevado porcentaje de gastos corrientes y no permite un gran crecimiento en materia de inversión. “Por eso, una alternativa es seguir creciendo en materia de déficit fiscal”, reconoció.
Aunque Coronel aclaró que es cuestión de ver el panorama desde otra perspectiva, y analizar qué ajuste se puede realizar en el área de gastos rígidos.
“El planteamiento es que, en años malos, el sector público invierte en mayor proporción para justamente suavizar esa desaceleración, y cuando se recupera la economía, se comparte ese trabajo con el sector privado. Por eso, no es ilógico que se registre un crecimiento en el déficit fiscal, aunque sí es contraproducente que se mantenga este comportamiento durante varios periodos”, afirmó.
Hablando sobre impacto, Coronel aseguró que cuando se realizan inversiones en distintas zonas del país, el impacto es mayor, porque el consumo se dinamiza en distintas áreas. Pero el efecto se reduce cuando se refiere netamente al ejercicio de pago de salario a los funcionarios públicos.
En su presentación, el ministro declaró que también analizan la idea de establecer un límite máximo para la deuda, de 30% del PIB, y que no se otorguen incrementos salariales, excepto cuando se produzca un aumento en el salario mínimo. “Estas medidas sirven para ir cambiando la estructura”, sostuvo la analista.
“En diciembre las remuneraciones crecieron un 8,1% en el sector público, cuando el ajuste del salario mínimo en el sector privado estuvo por el orden del 3,2%. Por eso, es un dato relevante, ya que este sector fue uno de los pocos con un crecimiento significativo, en un año con notable desaceleración económica. Entonces, es interesante ajustar estos detalles, y como consecuencia, tendremos más recursos para invertir”, destacó.
Otros elementos claves a seguir son: el crecimiento de los ingresos tributarios y la profesionalización de los funcionarios públicos, para que cada uno se encuentre trabajando en su especialización, y contribuya a generar un cambio positivo, concluyó.