En ese sentido, en conversación con InfoNegocios, Aldo Cristaldo, director de Estudio Bauen, indicó desde su perspectiva que “Paraguay presenta un déficit de aproximadamente 600.000 unidades habitacionales, incluyendo tanto viviendas nuevas como aquellas que requieren reparaciones. Este déficit afecta, sobre todo, a los sectores más desprotegidos, quienes no cuentan con los recursos necesarios para adquirir una propiedad, lo que genera una gran demanda insatisfecha en el mercado”.
En los últimos 10 años, la oferta de viviendas de lujo creció significativamente, logrando suplir gran parte de la demanda de los sectores de altos ingresos. Sin embargo, el problema habitacional persiste en los sectores de ingresos medios y bajos, donde los costos de construcción, combinados con el limitado acceso a productos financieros accesibles, dificultan la posibilidad de adquirir una vivienda.
“El mercado inmobiliario enfrenta el reto de ofrecer viviendas de buena calidad a precios accesibles, un aspecto que sigue siendo esquivo para muchos paraguayos. Uno de los principales factores que inciden en esta problemática es el alto costo de los materiales de construcción, lo cual aumentó progresivamente debido a la complejidad y evolución de los procesos constructivos”, resaltó.
Según Cristaldo, la inversión en bienes inmuebles sigue siendo considerada segura, pues el valor de las propiedades aumenta con el tiempo, pero esta misma dinámica hace que el acceso a una vivienda sea cada vez más difícil para la mayoría de la población. En este contexto, “las construcciones anuales del sector privado y público no alcanzan para reducir significativamente el déficit habitacional. Se estima que entre ambos sectores se construyen alrededor de 15.000 unidades al año, cifra que es considerablemente baja en comparación con las 600.000 viviendas que el país necesita actualmente”, dijo.
Además de la creciente demanda, existe una incorporación de nuevas personas al mercado habitacional que aumenta la presión sobre la oferta. Cristaldo mencionó que cada año se calcula entre 70.000 y 100.000 nuevas personas requieren viviendas, lo que perpetúa la insatisfacción en el mercado inmobiliario. “La oferta, aunque intenta satisfacer esta demanda, no logra adaptarse a las necesidades de los sectores medios y bajos. Esto no se debe necesariamente a una falta de capacidad para construir, sino a la dificultad de encontrar un equilibrio entre la calidad de las viviendas, su confort y los precios que estos sectores pueden pagar”, refirió.
Para enfrentar estos desafíos, la industrialización de los procesos constructivos es vista como una posible solución. “Industrializar el sector permitiría reducir costos al optimizar los tiempos de producción, lo que resultaría en viviendas de mejor calidad y a precios más accesibles. En Paraguay, la mano de obra sigue siendo barata, pero a menudo a expensas de las condiciones laborales de los trabajadores, quienes no cuentan con la protección social adecuada ni con condiciones de trabajo dignas”, dijo.
El director de Bauen puso como ejemplo el revoque de las paredes, un proceso requiere mano de obra calificada, pero si no se cuenta con trabajadores capacitados, el revoque se hace mal, se fisura y debe repetirse varias veces, lo que encarece aún más el costo de construcción. “La falta de protección social para los trabajadores implica que se abaraten los costos, ya que no se les paga lo que realmente corresponde por su trabajo”, enfatizó.
A largo plazo, la solución a estos problemas podría encontrarse en la creación de una verdadera industria de la construcción, en la cual los procesos estén completamente industrializados y estandarizados. Esto permitiría no solo mejorar la calidad de las viviendas, sino también ofrecer mejores condiciones laborales a los trabajadores, quienes podrían especializarse en tareas específicas bajo estándares industriales.
No obstante, la industrialización por sí sola no es suficiente. También es necesario ofrecer productos financieros que sean accesibles para las personas de ingresos medios y bajos.
Como último punto, Cristaldo remarcó que “es fundamental que el sector financiero y los constructores trabajen en conjunto para desarrollar productos financieros más flexibles y accesibles. Esto incluye la posibilidad de ofrecer créditos hipotecarios a tasas más bajas y a plazos más largos, lo que permitiría a más personas acceder a una vivienda propia”, agregó.