Aunque todavía se discute su origen, la versión más aceptada es que el ñandutí es una herencia de la colonización española, y que se hizo tradicional de nuestro país tras un proceso de aculturación. El antecedente más probable se encuentra en el encaje de las Islas Canarias, en los soles de Tenerife, considerados también como la inspiración de los soles de Maracaibo.
El nombre, ñandutí, se traduce generalmente como tela de araña (versión aceptada por la RAE), pues parece imitar las redes tejidas por los arácnidos, aunque hay otras etimologías posibles, como ñandu ty, o lugar de arañas, y ñandu tini (propuesto por Josefina Plá), que se traduciría como aureola de araña.
Alto uso
El ñandutí, novedoso aunque confinado al universo de la artesanía, empezó a trascender su espacio tradicional tímidamente hace ya décadas, pero hace pocos años dio un salto importante al ser tenido en cuenta en el mundo de la alta costura.
Creadoras como Yerutí Acosta, Josephine Gosling, Tamara Maluff, Victoria Maluff, Teresa Penayo, o marcas como Morena Toro, ya incorporan el encaje paraguayo en sus vestidos. Y Artemera usa estampados con motivos de ñandutí en sus prendas.
“En un inicio fue más complicado, pero ahora las personas buscan y gustan del ñandutí, sobre todo para lo que es novia. Y para otro tipo de eventos también, como los del Gobierno. Y realmente nos sorprende que quieran utilizar el ñandutí en sus trajes”, afirmó Guadalupe Quiñones, propietaria de Morena Toro.
La diseñadora aconsejó a embajadoras y ministras, vestir prendas de ñandutí en eventos locales o en el extranjero, como una forma de exponer las creaciones fuera del país. “Cuando afuera ven el tejido o la ropa, deben preguntarse de dónde viene y lo aprecian mucho. Incluso tengo clientes que llevaron puestas sus prendas y las terminaron o revendiendo o regalando. Es algo único y asombroso, porque es un encaje, algo que no se ve usualmente, ni siquiera similar”, relató.
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¿Hay espacio para el ñandutí como producto de exportación? Ahora mismo Morena Toro vende algunos productos en París y en una tienda en Alicante, aunque son prendas casuales. “Alta costura todavía no, porque tiene que ser sobre medida; la cliente tiene que estar presente o enviar las medidas exactas. Ya lo hemos hecho, pero después requiere un ajuste o cosas así, entonces es más complicado”, explicó Guadalupe.
Morena Toro trabaja con seis artesanas de Pirayú, otra localidad afín al ñandutí, pero Itauguá es considerada la capital del encaje. María Luisa Romero es una de las tejedoras itaugüeñas que trabaja para diseñadoras de alta costura.
“Hace unos dos años se empezó a usar el ñandutí en la alta costura. Yo ya trabajé con varias diseñadoras y con la Fundación Princesa Diana. Mis trabajos se usaron en prendas para la diputada Fabiana Souto. También colaboré con Teresa Penayo para un vestido de novia y para el traje del novio, que llevaba ñandutí en la solapa”, relató María Luisa.
María Luisa afirmó que esta es una gran oportunidad para las tejedoras, para lanzarse a nuevos desafíos. “Las artesanas se tienen que animar a esto que es nuevo y los diseñadores deben confiar en el trabajo de las artesanas. Yo trabajo sobre moldes y medidas que me traen las diseñadoras, pero me dejan las manos libres para hacer el diseño artesanal”, agregó.
El ñanduti tiene un camino largo, según Guadalupe “y nosotros trabajamos para preservar la técnica, porque hay cada vez menos personas que lo están haciendo, y sobre todo personas jóvenes es lo que ya no se está consiguiendo; creo que a través de la venta se puede lograr que se sostenga, como un ingreso para las personas que lo hacen”.
Para la creadora el ñandutí es la artesanía bandera de nuestro país. “Es la artesanía que mejor nos representa, y a pesar de que no es autóctona, es tradicional”, manifestó.