Planta y plata: En una década industria forestal puede generar ingresos de US$ 1.000 millones/año por exportación

El sector forestal podría convertirse en el tercer motor de la economía paraguaya y generar para ella ingresos similares a los de las soja y la carne, los principales rubros de exportación del país. El eucalipto es la especie más adecuada para sostener esta industria, por las ventajas que ofrece Paraguay para su cultivo, entre ellas, ser junto a Laos −país del Sudeste Asiático− los dos lugares más apropiados para el desarrollo de la planta.

Puede convertirse en un negocio rentable para el inversionista y también para el país, manifestó Raúl Gauto, presidente de Forestal Sylvis, al referirse a la posibilidad de desarrollar la industria forestal en el país, cuyo primer hito es la instalación de Paracel en el departamento de Concepción.

“Cuando afirmamos que el sector forestal se puede convertir en el tercer motor de la economía paraguaya utilizamos la experiencia de Uruguay, que hace 20, 25 años también tenía 200.000 hectáreas como tenemos nosotros, pero después se empezaron a plantar más hectáreas y vinieron dos industrias de celulosa igual a las de Paracel, Botnia y Ence que ahora se llaman UPM y Montes del Plata”, recordó el empresario.

Cada planta de celulosa requiere el cultivo de al menos 200.000 hectáreas, lo que genera una gran oportunidad para el sector forestal, sobre todo porque se prevé que en Paraguay operen dos o tres industrias de este tipo en los próximos 10 a 15 años.

“Vamos a tener que plantar muchas hectáreas de bosque. Y esto es factible porque en Paraguay los árboles crecen aún más rápido que en Uruguay. Las condiciones tributarias y la enorme disponibilidad de tierras que hay en Paraguay son los elementos que van a permitir una expansión del sector forestal”, añadió.

La industria cárnica exporta anualmente entre US$ 1.250.000 y US$ 1,5 millones; y la soja también genera ingresos similares. Si el sector forestal llega a tener 500.000 o 600.000 hectáreas plantadas, con la industria celulósica, más la industria de la madera se puede llegar a exportar US$ 1.000 millones dentro de 10 años. Esto porque el bosque necesita entre siete y 10 años para madurar y convertirse en un producto de venta internacional.

“Necesitamos que el sector privado empiece a mostrar un interés más comercial, más empresarial y plantar grandes superficies. También necesitamos atraer más inversionistas externos, fondos de capital, e invertir a 10 años de plazo y, así como ocurrió en Uruguay, generar cantidades importantes de áreas plantadas”, dijo Gauto.

El empresario destacó que es necesario generar mercados secundarios, de manera que quienes plantan no necesariamente tengan que esperar 10 años, sino que puede vender su bosque a los cuatro, cinco años y generar ganancias.

“También tenemos que explicar a la gente que los riesgos de una inversión forestal no son tan altos como muchos imaginan. Y debemos desarrollar recursos humanos, fortalecer la educación universitaria forestal para que esto sea acompañado por un desarrollo humano que permita el crecimiento del sector. Si no, vamos a crear una industria que va a estar llena de extranjeros: brasileños, chilenos o uruguayos que llevan varios años manejando esto”, dijo.

¿Cuál es la especie más apropiada para abastecer a la industria? Un estudio sueco descubrió que los dos países donde mejor crece el eucalipto son Laos y Paraguay. “El eucalipto va a seguir siendo nuestro caballito de batalla porque se adapta muy bien a las condiciones de suelo, lluvia y clima de Paraguay. Y la industria forestal está muy habituada a la especie por sus grandes condiciones para generar madera de manera rápida, de calidad y relativamente barata”, explicó.

Pero la industria también soporta cuestionamientos, sobre todo en cuanto a su impacto en el medioambiente. Al respecto Gauto señaló que lo que hace una buena industrial forestal es seguir la premisa de que si se derriban miles de árboles de manera sistemática, hay que volver a plantarlos inmediatamente después del corte.

Se cosecha el árbol y al día siguiente ya se vuelve a plantar para hacer un nuevo ciclo. Entonces el suelo mantiene la cobertura forestal o vegetal. Además, normalmente se planta en zonas donde no hay bosques. Y se puede combinar pasto con los árboles para crear un sistema silvopastoril e introducir, no solo ganado, sino también maíz, y otros productos agrícolas.

“Ese es un beneficio neto que se le da al ambiente. Estás generando madera, empleo y estás protegiendo el suelo y el agua. Esos son los beneficios ambientales que generan una plantación de eucalipto. Eso de que esta especie seca la tierra es un mito al que no hay que hacerle mucho caso”, recalcó.

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