En ese sentido, la economista de Mentu, Martha Coronel, explicó que “en la base de estas utilidades se encuentra el margen de intermediación, es decir, la diferencia entre las tasas de interés que los bancos ofrecen a sus depositantes y las que aplican a los préstamos otorgados. Actualmente, los bancos captan depósitos en moneda nacional a una tasa de alrededor del 4% y colocan préstamos con una tasa promedio del 12,5%, generando un margen de aproximadamente 8%. Este margen es esencial para las utilidades del sector y cobra mayor relevancia en contextos de dinamismo crediticio”.
Durante este periodo, el volumen de préstamos otorgados por el sistema financiero en Paraguay creció alrededor del 20%, mientras que los depósitos se incrementaron un 13%. Esta diferencia en la tasa de crecimiento implica una mayor proporción de dinero colocado en créditos, lo que amplía el margen de intermediación y permite mayores ingresos. A mayor número de préstamos, aumenta la cantidad de personas y empresas que pagan intereses, fortaleciendo así la rentabilidad bancaria.
“El sistema financiero paraguayo es reconocido por su solidez y por la adecuada supervisión regulatoria que asegura su funcionamiento eficiente. Este marco de seguridad permite que las instituciones financieras sigan actuando como motores de crecimiento económico en momentos en que la actividad económica se acelera. A pesar de un crecimiento más moderado en la actividad económica global, el Índice Mensual de Actividad Económica de Paraguay (IMAEP) mostró cifras positivas, lo cual incrementa la demanda de créditos para proyectos de inversión y consumo”, mencionó Martha Coronel.
Con la actividad económica al alza, las proyecciones del sector financiero son optimistas, ya que se espera que la demanda de financiamiento continúe en aumento. Esta demanda incluye tanto a personas que requieren préstamos para consumo personal como a empresas en busca de capital para operaciones e inversiones estratégicas. La sostenibilidad de esta expansión crediticia mantiene las expectativas de rentabilidad del sistema financiero para lo que resta del año y para el próximo.
La digitalización del sistema bancario paraguayo ha sido un factor clave en el aumento de la eficiencia operativa, brindando a los usuarios nuevas facilidades para la gestión de sus finanzas. A través de aplicaciones bancarias y plataformas en línea, cada vez más personas se integran al sistema financiero formal, ya sea para realizar pagos, manejar cuentas o solicitar créditos. Este proceso digital no solo mejora la experiencia del cliente, sino que también reduce costos operativos y potencia la rentabilidad del sistema al atraer a una mayor base de usuarios.
Esta mejora en eficiencia, combinada con el dinamismo crediticio, asegura que el sistema bancario continúe alineado con las demandas y expectativas de un mercado cada vez más digital. La facilidad de acceso y gestión de productos financieros desde aplicaciones móviles fortalece la relación de los usuarios con los bancos y crea oportunidades de crecimiento adicional para el sector.
El efecto de un sistema financiero rentable y bien estructurado se extiende más allá de los bancos y alcanza a toda la economía. Un sistema financiero que canaliza recursos desde el ahorro hacia el consumo y la inversión tiene un impacto multiplicador en la economía: cuando una persona toma un crédito y deposita parte del dinero en otro banco, ese nuevo banco tiene la posibilidad de prestarlo nuevamente, generando un ciclo de préstamos que fortalece la actividad económica.
A pesar del rendimiento destacado, Coronel comentó que el sector enfrenta desafíos para sostener esta rentabilidad. Factores como la volatilidad de las tasas de interés y los cambios en el entorno económico global son variables que influyen en las decisiones de préstamo e inversión. No obstante, el sector financiero paraguayo ha mostrado una resiliencia notable y capacidad para adaptarse a nuevas condiciones.