La disputa gira en torno a la relación de compresión del motor, un parámetro clave en las nuevas unidades de potencia que entrarán en vigor el año próximo. El reglamento de la FIA fijó un límite de 16:1, pero rivales como Ferrari, Honda y Audi sostienen que las soluciones de Mercedes y Red Bull permitirían que el motor alcance una relación de compresión superior —cercana a 18:1— cuando está en funcionamiento y a alta temperatura, algo que podría traducirse en una ganancia de hasta tres décimas por vuelta.
El problema radica en la interpretación de la normativa: las mediciones obligatorias se realizan con el motor a temperatura ambiente, lo que, según los denunciantes, dejaría pasar un diseño que cumple el test estático, pero supera los límites en condiciones reales de carrera. Este “vacío técnico” ha encendido alarmas en el paddock y obliga a la FIA a pronunciarse antes de que los coches salgan a pista para los primeros ensayos de pretemporada, a fines de enero.
Mercedes, que suministra estos motores a cuatro equipos —incluidos McLaren, Williams y Alpine—, y Red Bull Powertrains, que también adoptaría esta solución, podrían enfrentarse a una intensa batalla reglamentaria si se mantiene su postura actual. Para evitarlo, algunos sectores proponen que modifiquen el diseño reduciendo la compresión en frío, lo que podría sacrificar potencia a cambio de certidumbre técnica.
La tensión no es solo técnica, sino también política: los equipos que no utilizarán estas unidades de potencia ven el riesgo de quedar en desventaja competitiva frente a quienes ya habrían encontrado la forma de optimizar el rendimiento dentro del marco legal. Y aunque la FIA podría permitir estas soluciones mientras ajusta el reglamento para 2027, la posibilidad de que se presenten protestas formales en el primer Gran Premio, en Australia, está sobre la mesa.
Con los motores ya homologados y las fábricas centradas en completar el desarrollo para la nueva era, cualquier cambio técnico o aclaración reglamentaria en este punto podría generar repercusiones profundas en la estructura competitiva de la F1, incluso antes de que comience la primera carrera del campeonato 2026.