Al respecto, el experto Luis Knopfelmacher, explicó que el test drive es fundamental porque va más allá de observar o investigar en internet, es una inmersión directa en lo que realmente ofrece el vehículo. Conocer el auto, sentirlo, ver las dimensiones en persona y experimentar los materiales con los que está fabricado.
Antes de tomar una decisión de compra, el test drive permite al comprador final descubrir la esencia del vehículo. Este tipo de prueba sirve para ver si el auto cumple con los requisitos de tamaño o estilo, y para experimentar en primera persona el confort y los acabados internos.
“Un aspecto relevante es la presencia de un asesor de la marca, quien brinda información técnica y guía al comprador en el uso de las funciones del vehículo, incluso después de la adquisición. Muchos compradores de autos de alta gama y tecnología avanzada no exploran todas las opciones que estos ofrecen, y una prueba detallada con la ayuda de un asesor puede revelar funcionalidades desconocidas que añaden valor al vehículo”, indicó Knopfelmacher.
Subrayó que después de la compra, igual es importante volver a realizar un test drive ya que es una práctica útil para asegurarse de aprovechar todas las funcionalidades. “A veces compramos un auto de US$ 60.000, con 1.000 funciones, y no sabemos cómo utilizar o sacarle el mayor provecho” señaló. El objetivo es que el cliente utilice al máximo el valor de su compra, pues algunos vehículos incluyen tecnología avanzada que sólo se descubre con una orientación adecuada.
Con el auge de la movilidad eléctrica la experiencia del test drive es distinta, comentó el experto. Con tecnologías innovadoras y especificaciones como el torque instantáneo y la operación silenciosa, estos vehículos ofrecen una sensación de manejo diferente a la de los autos de combustión.
Al respecto comentó que el auto eléctrico es muy diferente al tradicional en muchos sentidos, pero lo principal es cómo el vehículo se comporta. La aceleración instantánea y la ausencia de ruido son algunas de las características que marcan esta diferencia, lo cual hace que el test drive de un eléctrico sea esencial para quienes no están familiarizados con este tipo de movilidad.
Otra parte importante de la experiencia es la adaptación a nuevas rutinas de recarga. Los autos eléctricos requieren un cambio de hábitos: en lugar de acudir a una estación de servicio, el propietario carga el vehículo en su hogar, como si fuera un teléfono celular. Esto requiere que el usuario modifique su enfoque en cuanto a movilidad y autonomía, y la prueba de manejo sirve para conocer mejor estas particularidades.
Según Knopfelmacher la mayoría de los solicitantes de test drives son personas jóvenes de entre 25 y 35 años. Este grupo se caracteriza por su interés en analizar las tecnologías y características de las nuevas marcas, incluyendo vehículos de fabricantes emergentes. En cambio, los compradores de entre 35 y 65 años suelen buscar marcas que ya conocen, y no siempre demandan una prueba de manejo, pues confían en las marcas tradicionales.