Entre las tareas iniciales para posicionar Procole, ¿cuáles creés que fueron las más importantes?
Lo más importante que hicimos para posicionar nuestra marca fue la actividad que denominamos Tour del Queso, donde la gente llega a la fábrica, hace un recorrido guiado, conoce el proceso de elaboración de los quesos y termina degustando. Esto permite crear un vínculo entre los quesos y la gente, en cierta manera fideliza esa relación. Por supuesto que hay otras herramientas como las redes sociales, la presencia en las góndolas y la calidad en sí del producto, pero nada más encantador como que la gente llegue hasta el producto.
¿Es más complicado sostener un emprendimiento si es que no tenés formación en administración, finanzas, economía, etc.?
Sostener un emprendimiento siempre tiene sus complicaciones y más si no se cuenta con esas bases. En mi caso particular, soy ingeniero agrónomo, me especialicé en elaboración de quesos y con el crecimiento de Procole, comencé a vivir en carne propia todas las dificultades de pasar de ser una pequeña quesería artesanal, donde yo mismo tenía que hacer todo, a tener que empezar delegar. Una parte importante conseguí delegar, pero para crecer, faltaría ir delegando otras tareas más. Lo más importante es contar con gente entendida y capacitarse constantemente.
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Si una persona con algo de dinero te comenta que quiere emprender en el rubro gastronómico ¿qué le recomendarías?
Le recomendaría hacer algo más que solo un plato, en base a mi experiencia, lo que más resulta es conectar a la gente con lo que está consumiendo. Se puede combinar una experiencia entre el consumidor y la elaboración del producto final o en parte de los insumos. Se pueden hacer muchas cosas, lo ideal es darle identidad, mostrar la cara o las manos, de lo que uno hace.
¿Hoy la forma de comunicar sobre tu producto es más importante incluso que la calidad del producto?
La calidad del producto nunca puede estar por debajo de nada, lo que a nosotros nos diferencia de muchos es que también tenemos calidad en la comunicación de la forma de elaborar nuestros quesos. Y eso es gracias a que la gente llega a Procole y realiza una experiencia vivencial, desde el manejo de la leche, la elaboración de los quesos y la degustación. Esas mismas personas son a la vez público, protagonistas y divulgadores de nuestra tarea. Ahí está la magia.
¿Cómo se puede hacer para mantener un buen relacionamiento con los socios comerciales sin dejar de confrontar ideas?
En nuestro caso, Procole es una mipyme unipersonal donde yo soy la cabeza visible pero detrás está toda mi familia (padres, hermanos, esposa e hijos), si bien no es una sociedad, nunca dejamos de confrontar ideas, a veces en buenos términos y otras no. Las cuestiones a tratar lo hacemos como cualquier tema a tratar en una mesa familiar pero las responsabilidades o las acciones a realizar, lo hace cada uno en su área. Tenemos un organigrama de organización y funciones con jerarquías específicas y bien definidas.
Se habla mucho de que emprender es un ensayo de prueba y error ¿esto es cierto o es nada más un cliché?
Emprender es sinónimo de empezar y si uno empieza de cero, nunca termina de aprender, todo es nuevo, es un ensayo permanente de prueba y error, hasta pasar al nivel de empresario. A mí me llevó nueve años hacer el primer queso, mi idea inicial era simplemente transformar la leche, pero a medida que fuimos desarrollando esa idea de negocio, empezamos a explorar otras áreas como la construcción, finanzas, mercado, marketing, gestiones legales, etc. En muchas tomamos buenas decisiones y en otras no.
¿Cuál es el error recurrente que observas (o lo viviste) al emprender?
Creo que el error más recurrente es acelerar los procesos, cuando uno quiere ir más rápido que el tiempo que llevan las cosas. Hay que balancear la capacidad de caminar o correr en una carrera donde no solo se mide la distancia.