“Nuestra familia tiene más de 50 años de historia en la producción de yerba mate, pero hace 15 años decidimos tomar otro camino: regenerar suelos dañados por el monocultivo a través de un cultivo consciente y bajo sombra, en armonía con el bosque nativo”, explicó Elizabet Carrera a InfoNegocios.
Actualmente, DejaVú trabaja sobre unas 160 hectáreas de cultivo en medio de un área de influencia de más de 400 hectáreas, donde la yerba se convierte en una herramienta de reforestación y recuperación de biodiversidad. “La yerba mate se lleva muy bien con los árboles nativos. Es una planta mística que no solo nutre el cuerpo, sino también el espíritu”, señaló Carrera, quien define su proyecto como “más que una empresa productiva: un concepto”.
La producción actual ronda las 500 toneladas anuales de hoja verde, que una vez transformada, queda en aproximadamente 250 toneladas de yerba canchada certificada. Todo el proceso cuenta con estándares internacionales y certificaciones como Demeter (agricultura biodinámica), Bio Suisse (Suiza), USDA (EE.UU.) y Orgánico Europa, lo que les permitió hacer envíos previos a mercados exigentes como Suiza, Estados Unidos y Alemania.
Uno de los puntos diferenciales de Reserva DejaVú es su enfoque comunitario. Hoy trabajan de forma directa con más de 50 familias durante todo el año, y durante la cosecha se suman otras 100 en forma temporal. Además, capacitan a mujeres rurales en el cultivo de plantas medicinales, de las cuales elaboran extractos naturales y miel de abeja nativa, que también se comercializa en ediciones limitadas.
“El cuidado del ambiente fue lo que nos motivó desde el inicio. No quisimos seguir el camino de la agricultura convencional. Nos propusimos regenerar la selva paranaense y, a la vez, construir una economía solidaria”, aseguró Carrera.
El proyecto también apuesta al desarrollo de productos derivados como la Kombucha de yerba mate (que ya se comercializa en Argentina), y en el mediano plazo esperan lanzar conservas, mermeladas y productos de biocosmética natural con aceites esenciales extraídos de manera sustentable.
En cuanto a la estrategia comercial, la marca con la que saldrán al mercado es Reserva DejaVú, ya registrada tanto en Paraguay como en Argentina. En los próximos meses iniciarán la venta en paquetes, acompañando el relato de origen del producto, y abrirán puntos de entrega tanto físicos como digitales en ambos países. También prevén expandirse a Uruguay, donde ya iniciaron los trámites correspondientes.
Como parte del plan de expansión y difusión de su modelo, DejaVú está desarrollando un proyecto de agroturismo con cabañas, senderos interpretativos, talleres sobre yerba mate, plantas medicinales y prácticas regenerativas. “Queremos que los visitantes se lleven el conocimiento y la experiencia de una producción que respeta los ciclos de la tierra y las personas”, concluyó Carrera.
Con una historia que entrelaza tradición, innovación y conciencia ambiental, Reserva DejaVú se posiciona como una marca pionera en yerba mate regenerativa del país, que busca generar impacto no solo en el paladar, sino también en la tierra y las comunidades.