El presidente Senacsa, José Carlos Martin Camperchioli, detalló los logros recientes del organismo, las oportunidades para diversificar la matriz exportadora del país y los desafíos que enfrenta la ganadería nacional en un entorno marcado por el cambio climático, la presión de la agricultura sobre las tierras tradicionalmente ganaderas y las nuevas demandas de los consumidores internacionales.
Durante la plenaria de las Américas de la OMSA, Paraguay fue elegido para ser anfitrión del evento en 2026, una distinción que Martin considera un reconocimiento a la trayectoria del país en sanidad animal. “Paraguay ha venido trabajando muy de cerca con la OMSA, con representantes clave y una postura muy colaborativa”, indicó.
La sanidad es fundamental para sostener las exportaciones, que representan una fuente significativa de divisas y empleo. Sin embargo, Martin aseguró que el país tiene margen para crecer más allá de la carne bovina: “Todavía tenemos un potencial enorme en proteína porcina y avícola. El límite es el cielo”.
Actualmente, la producción porcina está concentrada en Itapúa y Alto Paraná, pero se proyecta hacia otras zonas agrícolas como Canindeyú y San Pedro. Esta diversificación no solo busca aprovechar mejor los granos locales, sino también aumentar el valor agregado. “Exportar una tonelada de carne porcina genera hasta US$ 3.000, frente a los US$ 400 que da la soja. Y el 75% de esa tonelada son granos locales”, explicó.
Martin también abordó el impacto de los cambios climáticos en la producción ganadera, en especial en el Chaco paraguayo, donde la agricultura había desplazado a la ganadería. “La sequía de los últimos cinco años está llevando a una reconversión hacia la ganadería. Recién en marzo comenzaron a normalizarse las lluvias”, señaló.
En el plano internacional, Paraguay ya accede a más de 80 mercados y recientemente logró la habilitación de Singapur para carne porcina. Si bien se trata de un mercado pequeño, Martin lo ve como una victoria estratégica: “Es una entrada a Asia que rompe con el bloqueo diplomático de China continental. Costó cinco años, pero abre nuevas oportunidades”.
Además, se espera en julio la habilitación de Filipinas, el segundo mayor importador mundial de proteína animal. “Estamos listos para ese mercado. Son 120 millones de personas con un consumo creciente”, añadió.
Sobre los desafíos comerciales, Martin diferenció entre negociaciones gubernamentales y oportunidades privadas. Aunque reconoció que Paraguay tiene ventajas con su producción a pasto, aclaró que las certificaciones como Label Rouge en Europa dependen de las empresas. “Nosotros no intervenimos en la ley de oferta y demanda, acompañamos, pero no dirigimos”.
Finalmente, respecto al futuro del comercio exterior, Martin señaló que Europa, si bien fue tradicionalmente un destino importante, se ha vuelto menos atractivo por su baja demanda y altos requisitos. “Hoy el enfoque está en Asia y en completar el bloque de América del Norte. Ya estamos en Canadá y EE.UU., y México es nuestra próxima meta”.
Con una política sanitaria sólida y una estrategia de diversificación en marcha, Paraguay apunta a convertirse en un proveedor de referencia en proteínas animales, más allá de su tradicional fortaleza bovina.