Así, la oferta de La Marchante abarca productos de orígenes confiables, sin aditivos, amigables con el medioambiente y aptos para diferentes alergias alimenticias. “Nuestra principal unidad de negocio es la venta de productos alimenticios”, resaltó Josefina Sosa de Gagliardone, CEO de la microempresa.
Con relación al volumen de ventas en 2021 y las proyecciones para lo que resta del 2022, explicó que en el año 2020, pese a la pandemia, tuvieron un incremento aproximado en las ventas en el orden del 50%.
“Este incremento se vio nuevamente afectado con la reapertura comercial y los cambios en el consumo de los clientes. A partir del segundo semestre del 2022, estamos viendo un pequeño repunte en la ventas y creemos que este comportamiento se mantendrá en lo que resta del año”, dijo. Cuentan con dos locales (Avda. Boggiani y Ceferino Vega, Paseo Vía del Ángel; y Nuestra Señora del Carmen y Augusto Roa Bastos), y tienen previsto abrir otro el próximo año.
“Elegimos este rubro porque vimos una oportunidad no solo para vender productos, sino también para aportar tanto a nuestra comunidad como al planeta. Nos sentimos comprometidas a ser agentes de cambio a través de nuestro negocio, generando políticas y procedimientos que ayuden directa o indirectamente a la comunidad en la que vivimos”, significó.
Según refirió la ejecutiva, la firma posee una amplia variedad de productos para diferentes estilos de alimentación y también para intolerancias alimenticias. Los productos más solicitados son los libres de gluten y azúcar, así como los alimentos orgánicos, keto y veganos.
“Nos dedicamos exclusivamente al retail e importación de alimentos. Nuestra idea es seguir creciendo, abrir más puntos de ventas, y ampliar la variedad de productos y servicios ofrecidos a nuestros clientes, siempre considerando nuestra filosofía de una alimentación natural y saludable”, expuso.
Comentó que lo que mayor satisfacción les brindó trabajar en este rubro es la reciente obtención de la certificación de Empresa B. “Encontrar gente que nos alienta y nos cuenta cómo facilitamos su vida es lo que nos motiva a seguir luchando para salir siempre adelante”, remarcó.
Acerca de los principales desafíos de su rubro y qué satisfacción le dio trabajar en el proyecto, reveló que lo que más desanima es tener que lidiar con la informalidad y la excesiva burocracia a la hora de registrar un producto para la venta. “Se hace muy difícil para pequeños emprendedores poder cumplir con todas las exigencias y eso genera muchas frustraciones”, señaló.