“Siempre pasaba cerca del aeropuerto, camino al trabajo, y compraba mosto en un puestito. Era parte de mi rutina”, comentó Candia. Fue en 2019 cuando decidió adquirir una máquina para elaborar mosto en casa, pensando en crear algo único para su familia. Sin embargo, el proyecto quedó en pausa, ya que las dimensiones y el peso de la máquina complicaban su uso.
Unos años después, tras un cambio en su vida laboral, Candia decidió retomar la idea, pero esta vez con una visión más ambiciosa, convertir esa pasión en un negocio familiar que les permitiera complementar sus ingresos. “Le anuncié a mi familia que había comprado la máquina, y ahí empezó todo. Nos sentamos los tres, soñamos juntos y nos comprometimos a hacer algo especial”, relató.
Lo que hace especial a Mostop es la combinación de técnicas tradicionales, ingredientes frescos y un enfoque artesanal que garantiza la calidad en cada vaso. Utilizan caña de azúcar fresca, frutas naturales y un proceso limpio que asegura el sabor auténtico de cada bebida.
Actualmente, Mostop ofrece cinco sabores principales: el tradicional, el clásico y auténtico sabor de la caña de azúcar, limón, refrescante y cítrico, perfecto para días calurosos, el de naranja, dulce y aromático, una opción que encanta a todos, el de pomelo, un toque ácido y ligeramente amargo que equilibra el dulzor natural del mosto y remolacha con jengibre, la joya de la casa, con un sabor distintivo que combina lo dulce de la remolacha con el picor suave del jengibre, ideal para quienes buscan una experiencia diferente y saludable.
Además, el emprendimiento está abierto a la personalización de sabores según las preferencias del cliente. Una anécdota que destacó Christian es cuando una clienta pidió un mosto de jengibre sin remolacha, lo que resultó ser un éxito inesperado. “Nos encanta experimentar con los ingredientes y descubrir nuevos sabores”, comentó.
El éxito de Mostop no se limita al puesto de venta ubicado en la casa de la familia Candia, el cual ha sido decorado de manera rústica con tacuara para atraer a los clientes. El negocio también ha llegado a eventos sociales, como bodas, donde sus mostos se utilizan como base para tragos creativos.
“Nos pidieron mosto para una boda, y ahí vimos cómo lo mezclaban con ron, frutos rojos, limón y otros ingredientes. Fue increíble ver cómo nuestra bebida se convertía en algo tan versátil”, comentó.
La dedicación de Christian y su familia va más allá de la elaboración de los mostos. Ellos mismos se encargan de recolectar la caña de azúcar, transportar los ingredientes, supervisar la calidad y atender a los clientes con una sonrisa. Este enfoque cercano y personal ha sido clave para ganar la confianza de sus consumidores.
La adquisición de una segunda máquina en diciembre les permitirá aumentar su producción y llegar a lugares más concurridos. “Nuestro sueño es tener más puntos de venta para que más personas puedan disfrutar de nuestros mostos. Queremos que Mostop sea conocido como una bebida deliciosa, saludable y diferente”, concluyó Candia.
Para Candia, emprender es una mezcla de pasión, esfuerzo y perseverancia. Su mensaje para quienes desean iniciar un negocio es claro: “soñar es el primer paso, pero para lograrlo necesitas trabajar duro, no rendirte y estar dispuesto a sacrificar. Hay días difíciles, pero el esfuerzo siempre vale la pena”.