El analista Hugo Royg afirmó que, en relación a las perspectivas de la economía mundial para 2022, el primer elemento a tener en cuenta y mirar con particular atención es el de los commodities, que registra una mejora progresiva en los precios debido a una mayor demanda tanto en el norte como en los países asiáticos. “Eso hace que se recuperen los precios internacionales de los commodities en general y de la soja en particular”, aseveró.
El economista señaló que el segundo elemento que hay que tomar en consideración es que existe un proceso de incremento en las tasas, en general, en el mundo, luego de haberse mantenido a niveles muy bajos por el contexto de la pandemia. “Eso podría generar una alocación (distribución) diferente, como un flujo distinto de los capitales”, agregó.
Un tercer factor que se mantendría en los niveles de 2021 es el de los costos logísticos. “En 2020 y 2021 aumentaron los costos logísticos, no solamente por la pandemia sino por los cambios que se dieron, del esquema productivo internacional, y de nuevas modalidades; la gente buscó atenuar riesgos y eso hizo que se incrementaran considerablemente los costos logísticos”, remarcó el experto.
Royg hizo hincapié en un cuarto aspecto, el de las brechas sociales, que también registró un crecimiento, e indicó que, si bien la recuperación económica a nivel mundial repercute positivamente en todos los países, tanto en oferta de bienes como en demanda de los mismos, no ha sido equitativa ni homogénea. “No todos tienen empleos, ni acceso a los servicios públicos, entre otras cosas. Y eso afecta a los cambios en los mapas políticos”, expuso.
Repercusión local
Royg explicó que la producción local todavía está marcada por la sequía, que afecta a la producción agropecuaria, que por ello se verá debilitada considerablemente, lo que a su vez repercutirá en toda la cadena productiva.
“Lo otro que tenemos que ver es los costos logísticos. Paraguay es una economía muy abierta al mundo y los costos logísticos van a hacer repensar el comercio internacional, debido a que las cadenas de producción tendrán que ser más cortas, y eso antes que perjudicar al país, le beneficia, porque va a ser un lugar atractivo para los procesos de industrialización o de inversión”, aseguró.
Acerca del aumento de las tasas de interés, Royg señaló que “eso va generar un frenazo a nivel de inversión y consumo, pero por otro lado tendremos un flujo que va a venir, probablemente, de Argentina y Chile, que es interesante”.
Ese contexto, dijo, va a generar en los empresarios un análisis financiero más profundo, por la necesidad de capital o por la necesidad de liquidez, pero también por las posibilidades de concretar asociaciones con algunos proyectos argentinos, chilenos, brasileños. “Hoy se da un proceso de mayor internacionalización, no solo de flujo de capital en términos de inversión, sino también del flujo de negocios. Ese es otro elemento que hay que tener en cuenta”, resaltó.
Pero es el último punto planteado, el de las brechas sociales, el que provoca mayor preocupación. “Si miramos el mediano plazo hubo grandes transformaciones productivas estructurales, pero la brecha se mantiene”, apuntó.
El especialista manifestó que en una economía más global, que cada vez requiere mayor uso de tecnología, mayor conocimiento, contacto internacional, tener un segmento de la población extremadamente pobre, con poca capacidad de conocimientos, con la salud debilitada y con poca capacidad de empleabilidad, probablemente hagan que las tensiones se mantengan y crezcan.
“Eso genera tensiones sociales, incertidumbre, ruido político, debilidades institucionales; y además vamos a vivir un proceso electoral en 2023, lo que significa que prácticamente todo el debate se va a dar en 2022. Y un ambiente de incertidumbre política y social tiene su efecto en la incertidumbre económica. Los empresarios lo que dicen es voy a ser prudente, vamos a esperar que esto se defina para tomar decisiones, y eso podría afectar también a la tasa de crecimiento”, advirtió.