Según Soria, el mango tradicional paraguayo, conocido por su alto contenido de fibra, no cumple con los estándares de exportación. Sin embargo, las variedades injertadas como Tommy Atkins y Palmer, caracterizadas por su textura carnosa y baja fibra, fueron seleccionadas para conquistar mercados exigentes como el chileno. “Nuestro plan es que en 2026 podamos exportar una partida de mango a Chile, abriendo así las puertas al mercado mundial”, afirmó.
El mercado chileno, reconocido por sus altos estándares de calidad, es considerado un trampolín hacia otros mercados globales. “Chile es uno de los mercados más exigentes del mundo. Si logramos ingresar, podríamos exportar a cualquier parte”, agregó.
Uno de los principales retos es el control de la mosca de la fruta, un insecto que afecta la calidad del mango. Según Soria, el plan incluye medidas como controles químicos, trampas y eliminación de plantas que no cumplen con los requisitos de calidad. “Este es el primer paso para garantizar un producto de alta calidad, inocuo y listo para ser consumido en fresco”, subrayó.
El aprendizaje de países líderes en fruticultura, como Brasil y Chile, será clave. “Queremos acortar los tiempos de aprendizaje. Mientras que Chile tardó entre 30 y 40 años en eliminar la mosca de la fruta, nosotros esperamos lograr avances significativos en cinco o seis años”, aseguró el presidente del Senave.
Actualmente, nuestro país tiene un rendimiento de 20 toneladas de mango por hectárea, pero aspira a igualar a Brasil, que produce entre 40 y 50 toneladas por hectárea. “El éxito dependerá de dos factores: la calidad y el volumen”, enfatizó Soria. Para ello, se desarrollarán líneas de financiamiento y capacitación técnica para los productores.
En cuanto a la infraestructura, las zonas de Cordillera y Hernandarias serán pioneras en implementar programas piloto de control de plagas y certificación de calidad. Estas iniciativas buscan establecer un modelo replicable en otras regiones del país.
La exportación de mango podría generar ingresos significativos, diversificando nuestra economía y fortaleciendo la agricultura como sector estratégico. “Queremos que los productores comprendan que la agricultura es un tema de volumen. Si no aumentamos el rendimiento por hectárea, será difícil competir”, explicó Soria.
El mango nacional también tiene un sabor distintivo, una ventaja competitiva en mercados internacionales. “Nuestras frutas tropicales, como bananas y piñas, ya tienen presencia en Argentina, Chile y Brasil. Ahora es el turno del mango”, concluyó.
Con el respaldo del Gobierno y el compromiso de los productores, Paraguay está en camino de posicionarse como un actor clave en la industria frutícola. La meta de exportar mango en 2026 es un paso significativo hacia el desarrollo sostenible del sector, demostrando que la calidad y la innovación pueden transformar el potencial agrícola del país en un motor de crecimiento económico.