“Boxes nace en los años 90 como un emprendimiento. Mi padre tenía una casa de materia prima para calzados; entonces me entró la inquietud de abrirme camino con un espacio nuevo. Así arrancamos, de hacer un par de zapatos desde cero a lo que se ve hoy”, contó Fernando Servín, CEO de la firma, quien nos ilustró sobre el paso a paso de la elaboración de los calzados de la marca, que combinan artesanía con tecnología.
Servín destacó que los comienzos de la empresa fueron duros, puesto que el régimen especial de turismo permitía que los zapatos importados ingresaran a competir con la emergente industria nacional. Pese a ello, los obstáculos generaron la fortaleza necesaria para enfrentar cualquier desafío.
“Arrancamos remando duro, entonces la piel se nos fue endureciendo y esto es el resultado de mucho trabajo, mucho esfuerzo. Pasamos etapas complejas con la pandemia, insertamos líneas nuevas, y ahora estamos inyectando nuestras suelas también, cosas que nos permiten estar un poco holgados dentro del esquema productivo”, expuso.
El ejecutivo resaltó que la calidad de Boxes se debe a que trabajan con materiales nobles, principalmente el cuero vacuno, lo cual brinda un valor diferencial al producto. Asimismo, la infraestructura está adaptada para trabajar de manera artesanal y también con la última tendencia en producción.
“Tenemos lo manual, lo mecanizado y también lo informatizado (láser). Siempre tratamos de estar a la vanguardia de lo que es diseño, tendencia, materiales y esquemas productivos”, comentó.
El trabajo
El plantel de Boxes cuenta con 50 a 60 personas trabajando en forma permanente. Hay otros seis o siete talleres que trabajan de forma tercerizada, haciendo confecciones y entregando su producción para fiscalizar y comercializar.
Cerca de 250 personas también están vinculadas al negocio de talleres de confección, aparte de la fábrica. “Son talleres a los que les proveemos la materia prima, diseños, estándares; ellos confeccionan y vuelven a entregarnos”, explicó.
Servín señaló que la empresa cuenta con todas las reglas exigidas por el municipio, como detector de humo, arena en caso de siniestro, extintores, etc. Manifestó que hace falta un órgano rector de matrices de calzado en Paraguay, ya que la misma maquinaria se usa para cualquier rubro. Asimismo, se necesitan técnicos que vengan a capacitar.
¿Cómo son los procesos de producción?
En primer lugar, se dibuja el diseño, que está a cargo de Marleyn Gaona e Ileana Herrera, responsables de la parte intelectual. Al mismo tiempo, se discute y comparte con un equipo de diseño y comercial. Una vez que se seleccionan los bocetos o modelos, se confecciona un prototipo (como un rompecabezas de las piezas).
La muestra o diseño pasa al área de corte y confección, que luego se deriva a costura. Después, el molde es trasladado al aparado, que es donde se ensamblan las piezas, se cosen. Los accesorios que se insertan en el zapato van desde remaches, hebillas, apliques, hilos, gomas y ojalillos; pueden ser blanco, bronce, dorado.
Todo esto se arma y se monta sobre una horma; después hay que introducirle la suela. Una vez que se pega la misma, se va a otro sector, el de terminación, hasta el embalado y el depósito. Vale destacar que en la fábrica producen sus propias suelas.
Los cueros son proveídos por curtiembres, pero los insumos derivados son importados: resinas de PVC, poliuretano, suelas de EVA, caucho, que son traídos de Brasil. Explicó que los tacos son de ABS, un material duro que debe absorber impactos. Una base, por su parte, es más blanda.
El salón de cueros -de primera calidad- está lleno de texturas y colores, desde lo más convencional hasta lo más pintoresco. A la base se le agrega un sinfín de diseños y texturas que pasan a formar parte de una obra de arte, que va cambiando conforme a la moda y la temporada.
Como punto a subrayar Servín indicó que la fábrica utiliza cuero vacuno, un despoje del animal que finalmente se recicla, a diferencia de los cueros sintéticos que provienen del petróleo que daña más al medioambiente.