El acuerdo fue rubricado como el primero de los tratados que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva busca concretar en su mandato como presidente pro tempore del Mercosur. El foco inmediato ahora se traslada a las negociaciones con la Unión Europea, que aún enfrenta obstáculos políticos y técnicos.
El Tratado de Libre Comercio con EFTA garantiza una mejora significativa en el acceso a mercados para más del 97% de las exportaciones de ambos bloques. Se eliminarán barreras arancelarias y se facilitará el comercio bilateral mediante la modernización de normas aduaneras, la acumulación de origen y disposiciones sobre propiedad intelectual, inversiones y compras públicas.
Para el Mercosur, este acuerdo representa no solo un paso concreto hacia la diversificación de su matriz comercial, sino también una jugada política de peso ante la demora del pacto con la UE.
Uno de los grandes beneficiados del acuerdo serán las pequeñas y medianas empresas, ya que el texto incluye mecanismos de facilitación para su internacionalización y reduce los costos operativos en los procesos de exportación. En el informe técnico se indica que habrá más certidumbre jurídica y operativa para los agentes económicos, lo cual genera un entorno propicio para ampliar los vínculos comerciales.
El tratado también incorpora compromisos en materia de desarrollo sostenible, medidas sanitarias, defensa comercial y solución de controversias, en línea con los nuevos estándares de comercio internacional.
Paraguay mira con interés
El economista Fernando Masi, director del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), valoró positivamente el acuerdo. “Aunque el mercado de la UE es más grande en términos de población, EFTA está compuesto por países que son socios comerciales valiosos, como Suiza y Noruega”, indicó Masi.
El economista destacó especialmente la posibilidad de que empresas inversoras suizas y noruegas vengan a Paraguay, así como el alto nivel de cooperación técnica que ambos países podrían mantener con la región. “Eso representa un aspecto más que importante para nuestro desarrollo productivo”, subrayó.
Suiza cuenta con una economía orientada a la innovación, centrada en servicios financieros, la industria farmacéutica, la relojería de alta gama, la maquinaria de precisión y el turismo. Es uno de los países con mayor estabilidad institucional y calidad regulatoria del mundo, lo que lo convierte en un socio estratégico para inversiones de largo plazo.
Por su parte, Noruega sobresale en sectores como petróleo y gas, energía hidroeléctrica, acuicultura, industria marítima y metales. En los últimos años, inició una fuerte apuesta por la tecnología verde y la diversificación económica, con miras a un futuro post-petróleo. Aunque el texto aún debe ser ratificado por los parlamentos de los ocho países involucrados, las partes se comprometieron a firmarlo formalmente en los próximos meses.