Los números no nos favorecen. Y en más de un sentido. El último informe de PISA sobre comprensión en matemáticas, que data de 2022, muestra que Paraguay ocupa el penúltimo lugar en el mundo en matemáticas, solamente por encima de Camboya. La investigación abarcó a 80 países.
“Moody´s, una de las tres calificadoras más importantes, ya nos puso en un escalón que se considera grado de inversión. Esto se hace en base a parámetros donde normalmente tiene mucho peso el manejo macroeconómico del país, donde Paraguay está bien”, dijo Yan Speranza, rector de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL).
El experto recordó que el país no llegó antes al grado de inversión porque había puntos pendientes relacionados con la institucionalidad, como el estado de derecho, la corrupción y algunas reformas importantes, que al final se fueron dando y culminó con la determinación de Moody´s.
Sin embargo, entre los parámetros de las calificadoras no se encuentra el estado de la educación. “Pero este es un tema indirecto. Ahora estamos en la pantalla de los inversores y alguno puede haber propuesto venir al país a conocer un poco más. Y al no tener capital humano avanzado, que tiene que ver con un déficit en nuestra educación, puede suceder que algunas inversiones no se concreten, aunque tengamos grado de inversión”, afirmó.
No obstante, aclaró que ese inconveniente no se va a notar si se trata de inversiones que no requieren capital humano muy calificado, como la maquila, un sector muy importante dentro de nuestra economía y que hoy tiene alrededor de 23.000 empleos formales y con buen salario.
Consecuencias
A su vez, Rudy Elías, docente e investigador en educación, apuntó que aun cuando el informe de PISA es un indicador, y que hay otros aspectos a tener en cuenta, los números que muestra dan un panorama poco alentador sobre la situación educativa, lo que puede conspirar contra las posibilidades de desarrollo y mejora, al menos en lo que va más allá de la producción primaria.
“En el país tenemos problemas no tanto de acceso sino de permanencia. Los que abandonaron la escuela difícilmente puedan acceder a buenas condiciones laborales y quedan en una situación de mucha informalidad con muy pocas oportunidades”, señaló.
Sebastián Da Ponte, gerente social y fundador del Club Escuela Solidaria, advirtió que se debe tener mucho cuidado a la hora de plantear qué se va a hacer en el país con la educación en los próximos años. “Podemos tener hoy una calificación que nos dé el grado de la inversión, pero la podemos perder, como pasó en Colombia”, recalcó.
Si la mayoría de los jóvenes no pueden aplicar las matemáticas y no entienden la ciencia mínimamente, eso va a repercutir en los mercados en los próximos años. “Cuando tengamos a la mano de obra, ya sea calificada o no, en los puestos laborales, sin duda va a afectar no sólo a nuestro grado de inversión, sino a la vida misma, a nuestra economía interna, a la seguridad interna”, aseveró.
El camino
Speranza apuntó que hay algunas señales positivas en dirección hacia una mejora en el sistema educativo, como el Programa Hambre Cero, si bien aclaró que hay que ver cómo se implementa. “Tendremos los resultados de acuerdo a la calidad de la implementación, pero lo que plantea el Estado y la asignación de recursos son importantes, y si se hacen bien, claramente eso crea un mejor escenario para el aprendizaje”, significó.
Añadió que también hay que mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, y trabajar políticas de formación y capacitación continua de los docentes, entre otras iniciativas. “El gran secreto es tener una política de Estado consistente, porque no vamos a ver resultados en un mes. Si se sigue constantemente podemos tener resultados en cinco, seis o siete años. Hay que cuidar que el proceso y la implementación de esto se mantengan en el tiempo”, destacó.
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