Con solo dos años de vida, Ambrosía ya se posiciona como la primera cafetería “triple cero” de la ciudad: sin gluten, sin azúcar y sin lactosa. El proyecto comenzó en 2023 como un sueño entre dos personas, Liz Domínguez y Guillermo Fernández, pareja, socios y compañeros de un mismo propósito. Ambos abrazaron un estilo de vida más saludable motivados por su bienestar personal, adoptando una alimentación antiinflamatoria, basada en comida real y principios del Real Food Movement.
“Seguíamos una dieta más natural, más limpia, y nos dimos cuenta de que no encontrábamos opciones así en Ciudad del Este. Entonces pensamos: ¿por qué no crearlo nosotros? Así nació Ambrosía, desde nuestra propia necesidad, pero con la visión de ayudar también a otros”, contó Guillermo.
El nombre, que parece casi mágico, tiene un trasfondo poético. “Ambrosía”, en la mitología griega, es el alimento de los dioses: aquello que otorga vitalidad, salud y longevidad. Y esa fue la inspiración perfecta para bautizar este proyecto. Porque si bien no prometen la inmortalidad, sí entregan salud, placer y calidad en cada bocado. “Nuestra misión es cuidar lo que comemos sin perder lo que amamos. Por eso reinterpretamos recetas tradicionales con ingredientes nobles, saludables y con un perfil sensorial auténtico”, explicó Liz.
Ambrosía reivindica los sabores de nuestra infancia, pero los reinventa desde una lógica funcional y actual. ¿Un ejemplo? El tradicional mbejú, pero elaborado con harina de bambú. ¿Y las chipas? Sí, también están presentes, pero hechas con harinas sin gluten. “Buscamos esa identidad paraguaya, esos sabores nuestros. Lo que la gente más pide son justamente esas recetas tradicionales que adaptamos. Además, nuestros alfajores de almendras ya se volvieron una locura”, agregó Guillermo.
Recientemente, Ambrosía abrió las puertas de un nuevo espacio que refleja aún más su esencia: un ambiente rústico, acogedor y pensado para que cada visita sea una pausa del mundo. Un lugar donde se puede sentar al aire libre, respirar hondo, conectar con el presente y disfrutar de cada sabor de forma consciente. “Diseñar este espacio fue sembrar ilusión, esfuerzo y muchísimas horas de dedicación. Cada detalle tiene un pedacito de historia. Cada decisión fue un paso hacia ese anhelo de brindar algo diferente, algo que inspire y transforme”, reflexionó Liz.
Detrás de Ambrosía hay formación constante, Liz es nutricionista y ambos propietarios siguen capacitándose para acompañar procesos de salud y apoyar a personas con patologías alimentarias. “Buscamos estar siempre a la vanguardia, pero sin perder nuestra esencia. Por eso nos seguimos formando. Queremos estar listos para acompañar a quienes nos eligen, ya sea por elección o por necesidad médica, en su camino hacia una alimentación mejor”, contó Guillermo.
Entre los proyectos están días temáticos como brunchs saludables, cocina de autor, y nuevas experiencias pensadas para quienes quieren alimentarse con consciencia, sin sacrificar sabor ni placer. “Queremos que Ambrosía tenga su propia impronta culinaria, que la gente venga a vivir una experiencia, no solo a comer. Queremos que sientan que cada plato tiene intención, tiene alma. Este negocio no es solo nuestro. Es de cada persona que confió, que apoyó, que eligió y nos sigue eligiendo día a día. Es de cada sonrisa al recibir un producto saludable, de cada mensaje de aliento, de cada cliente que ya es parte de esta familia. Los invitamos con el corazón abierto. Aquí no solo cocinamos, entregamos el corazón en cada plato”, concluyeron.
Tu opinión enriquece este artículo: