“El desarrollo de la industria automotriz paraguaya debe ser una cuestión de Estado, con políticas públicas que la fortalezcan; las empresas públicas deben estar orientadas hacia la producción nacional o darle cierta preferencia”, expresó Jorge Samaniego, presidente de la Cipama.
El sector público ofrece oportunidades de ventas para un sector que se vio muy golpeado por la pandemia, al punto de que la fabricación de automóviles quedó paralizada. “Si bien la industria de las cuatro ruedas tiene siete años de existencia, la crisis sanitaria hizo que nuestros productos sean muy caros para el consumidor final y que no lleguen a tiempo”, añadió el empresario.
Samaniego también manifestó que las solicitudes de créditos de consumo destinados a la adquisición de automóviles paraguayos no fueron procesadas -de parte del Banco Nacional de Fomento (BNF)- con la misma diligencia que las carpetas de los clientes que querían comprar rodados brasileños y argentinos.
“Las oportunidades de venta que se pudieron generar con créditos del BNF no las hemos podido encaminar, mientras que las industrias brasileña y argentina, preferentemente, sí lograron vender sus productos (a través del BNF) en un volumen que alcanzaría el 10% de los vehículos 0km durante los últimos cuatro años. Más de 3.000 créditos al año se otorgaron durante cuatro años a la industria brasileña y ni el 1% de eso a la industria paraguaya”, afirmó.
Samaniego, quien también es director de Reimpex, señaló la intención de reactivar en los próximos tres o cuatro años la producción y consecuente demanda de los camiones livianos, “ya que automóviles y pick ups quedaron muy atrás, por lo que mencioné con respecto al crédito de consumo; lo vamos a hacer con nuevas inversiones, pues hay una industria asociada a la nuestra que está terminando una fábrica gigantesca, de primer mundo, de montaje de camiones”.
El titular de la cámara resaltó que la industria automotriz nacional hoy se sostiene con la producción de motocicletas, que cubren el 95% de la demanda. Recordó que en el país hay alrededor de 1.500.000 unidades, con una reposición (compra del segundo o tercer biciclo) de 130.000 motos anuales, si bien esta cantidad hoy está estancada.
“En el gremio estamos trabajando para generar demanda mediante promociones crediticias y comerciales, pero necesitamos un diálogo más cercano con el sector público. Lo que logramos con las motos es el resultado del esmero en la calidad de los procesos industriales, de la creatividad comercial y del apoyo crediticio”, remarcó.