Usted pertenece a una familia identificada con una marca y, de hecho, es la tercera generación al frente de Mickey. ¿Qué tan influyente fue eso para que decidiera dedicarse a la actividad empresarial?
Hace 30 años, cuando terminé el colegio, se abría por primera vez la carrera de marketing o comercialización, que era algo diferente, novedoso. Me gustó porque tenía relación con las actividades que realizaba con mi familia. Me interesó la parte de marketing, de investigación de mercado, entender lo que es el consumidor, saber identificar las necesidades que existen en el mercado, buscar productos que se adecuen a esas necesidades y ofrecérselos a los consumidores. En Mickey siempre pensamos en cómo facilitarles el trabajo al consumidor y al ama de casa, que fue el objetivo que dio origen a la empresa.
Entonces fue más ocasión que vocación…
Como dije, empecé la carrera por curiosidad, porque era algo nuevo y muchas de las materias tenían relación con lo que es trabajar en empresa. Después, mi familia me dio la oportunidad de desarrollarme como profesional en la empresa, para implementar lo aprendido en la universidad. Así fueron creciendo la vocación, las ganas, y la pasión que fui tomando con los años.
Claro que lo que una ve en la universidad no es lo que ocurre en la vida real, porque una siempre se encuentra con algún problema, pero aprende a resolverlo con las herramientas que da la universidad.
¿Le costó encajar en su actividad ejecutiva por ser mujer?
Me tocó trabajar con muchos vendedores, que muchas veces no querían seguir lo que quería implementar porque pensaban que lo hacía solo porque era la hija del dueño, o de la dueña. No es fácil en una sociedad machista, pero con el tiempo fueron viendo mi capacidad y reconociendo mi trabajo. Por eso se dice hechos no palabras, y es trabajar sobre el proyecto conjuntamente con ellos, pedirles ayuda, porque entre todos se construye; acá no es que uno sabe más que otros, todos tienen potencial y se tiene que conocer el de cada persona y desarrollarlo.
No siempre una empresa familiar sigue siendo exitosa con el paso de las generaciones, pero no parece ser este el caso de Mickey. ¿Cómo lo logran?
No existen fórmulas. Es aprender de las caídas, levantarse con más fuerza, hablar como familia, respetar lo que cada uno dice, piensa. Y, por supuesto, lo hacemos teniendo en cuenta el objetivo centrado en la empresa. Siempre tiene que primar que la empresa esté en primer lugar porque detrás hay 280 familias que dependen de ella. La empresa no es de la familia, nosotros somos parte de la empresa. Es una firma que está hace muchos años y nosotros tenemos que seguir apuntalándola y hacer que siga creciendo y sea cada vez más exitosa.
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¿Qué tan difícil es ser emprendedor en Paraguay?
Oportunidades siempre hay porque siempre hay necesidades; y hay que buscar cuáles son las formas de poder satisfacerlas. Oportunidades hay en cualquier ámbito, y es cuestión de que uno tenga ganas y fuerzas para desarrollar y desarrollarse. Pero cuesta, nada es fácil, pero si uno es disciplinado, ordenado, tiene sus objetivos bien claros, cuál es la visión y la misión no solo de la empresa sino individualmente, entonces creo que hay oportunidades para todos.
Claro que es cuestión de trabajar esos sueños, estar preparado para cuando se presente la oportunidad. Uno siempre tiene que estar capacitándose, estudiando, preparándose para ese momento.
¿Cuál es la característica de un emprendedor exitoso?
El que es exitoso lo es porque ha fracasado muchísimas veces y no se ha rendido. Uno siempre va a encontrar obstáculos, siempre hay problemas y lo bueno es saber reponerse ante esas caídas y levantarse con más fuerza diciendo yo voy a mejorar, yo puedo, existen muchos obstáculos.
¿Qué barreras encuentra un emprendedor?
Hay muchas. El emprendedor es una persona muy soñadora, pero a los sueños hay que ponerles números, plazos, orden. A veces me dicen “quiero ser esto” y normalmente lo que suele ocurrir es que no tiene el soporte de los números. Por eso es que son muy importantes los cursos sobre planes de negocios, que ayudan a ordenar lo que uno quiere hacer y lo que uno sabe hacer pero teniendo bien claro los objetivos, las metas, la parte legal. Es un todo. Uno no debe centrarse solamente en lo que sabe hacer.
Un obstáculo es cómo acceder a créditos, porque para eso uno tiene que tener un historial; y a veces uno no tiene un historial, no tiene los recursos para poder empezar. Y ahí es donde más cuesta porque muchas veces pierden lo que tienen buscando ese sueño y no tienen el soporte del Estado, de alguna entidad financiera que pueda apostar por un buen proyecto. Esas son las barreras, no encontrar apoyo en cuanto a la parte económica. En nuestro país hay muy poco apoyo a eso.