“Mi papá fue uno de los pioneros en comercializar palmito en el país, pero con el ingreso de productos extranjeros más baratos se volvió insostenible y tuvo que cerrar hace unos 15 años”, recordó Lucas en conversación con InfoNegocios. Ahora, con él, la firma vuelve al ruedo siendo una propuesta distinta y un abanico más amplio, además del clásico palmito, incorporan mermeladas artesanales de flor de Jamaica, indumentaria de yoga entre otras cosas, que todas buscan un fin común, el de cuidar la salud de las personas.
Este relanzamiento oficial se dio hace apenas dos meses, pero el proyecto ya venía gestándose desde antes. El negocio actualmente opera con un equipo pequeño, pero bien estructurado conformado por Lucas, su madre, una colaboradora y un repartidor. Sin embargo, su red de valor es mucho más extensa puesto que trabajan con productores de Alto Paraná (Katueté y la Reserva Natural Itabo) para el palmito, y con cooperativas del ecobarrio de Natalio (Itapúa) para la flor de jamaica y otras materias primas.
Es importante resaltar el deseo de la empresa de que sean productos nacionales. “Queremos que todos nuestros insumos sean nacionales, que el consumidor sepa que está comprando algo auténticamente paraguayo y orgánico”, señaló Lucas. Esa trazabilidad es uno de los diferenciales de la marca, junto con el enfoque artesanal de cada producto. El objetivo, dice, no es competir con los supermercados, sino llegar a consumidores conscientes, curiosos y exigentes.
En ese camino, uno de los productos que más tracción ha tenido hasta ahora es la mermelada de flor de jamaica, que comenzó como una propuesta complementaria y terminó siendo el más solicitado de la tienda. “Tenemos semanas con más de 50 consultas solo por ese producto. Y ya estamos preparando una versión sin azúcar, pensada para personas con diabetes o quienes buscan opciones más saludables”, anticipó.
El canal de venta principal es el digital, aunque también participan en ferias y experiencias presenciales. También tienen bastante atención personalizada a través de sus redes. “Nos gusta responder nosotros mismos los mensajes, estar en contacto directo con los clientes. Creemos en una atención cálida, cercana”, dijo.
Más allá de lo gastronómico, Mendoza Morlis apunta a ser una marca integral de estilo de vida. “No queremos ser solo una marca de productos, sino una propuesta de vida más consciente, más conectada con lo natural, más estética incluso”, resumió el emprendedor, que combina el mundo de los alimentos con propuestas de bienestar, como ropa para yoga y aromaterapia.
Con la apuesta por revivir las raíces, esta firma tiene alcance a nivel nacional y proyecta crecer en variedad, sin perder de vista el eje central de sus principios, es decir, que siempre sean productos locales, orgánicos y artesanales, pero por sobre todo darle al producto paraguayo un lugar privilegiado en la mesa.