Jorge Garicoche, afirmó que las amenazas siguen implícitamente latentes, ya que el COVID-19 demostró que puede presentarse en oleajes fuera de control. “Fuimos aprendiendo a convivir con esto que, de hecho, todavía no se fue y el riesgo de una nueva ola está vigente”, expresó.
Entre los efectos del desbarajuste económico ante las restricciones de movilidad está la inflación que hoy sopesa en varios países del mundo.
“Se tuvieron que tomar medidas muy drásticas, probablemente si no se hacían, los golpes también iban a ser mayores, y eso golpeó a la economía mundial con efectos sin precedentes. Básicamente se volvieron a niveles de impacto económico no vistos desde la Segunda Guerra Mundial”, refirió.
A su criterio, la crisis sanitaria terminó afectando a las cajas de los Estados, que hoy lidian con el déficit fiscal. Por otro lado, también hubo mucha inyección monetaria, que de algún modo derivó hacia una presión inflacionaria.
“Los países están con políticas monetarias muy agresivas para tratar de contener la inflación. Están diseñando esquemas de cómo converger de vuelta a niveles fiscales que sean relativamente sostenibles porque no hay mucho espacio para deuda”, añadió.
En otro orden, dijo que los niveles de empleos no son iguales a los de pre pandemia. Resaltó el crecimiento del cuentapropismo, pero también la coyuntura demostró que la calidad y estabilidad del trabajo son imprescindibles en la confrontación de este tipo de crisis generado por la pandemia.
Impacto de las vacunas
Subrayó que en el plano económico, no caben dudas de la influencia positiva de la vacuna contra el COVID-19 en la mitigación del daño y, por consiguiente, la reapertura de la vida social. Sin embargo, el analista mencionó que el tiempo determinará el verdadero impacto de las vacunas en general.
“Tenemos que reconocer que desde que aparecieron las vacunas hubo un ahorro social muy importante. Hubo un sacrificio fiscal muy grande del Gobierno en atender a los enfermos”, remarcó y agregó que las muertes también implicaron un costo social, dado que muchos eran padres de familia que ya no aportarán ingresos en el hogar.
También evaluó el protagonismo de la tecnología en la aceleración de la inclusión financiera y los modelos de teletrabajo. “Hay ciertas dinámicas que vinieron para quedarse, como el home office y el uso de las aplicaciones para un montón de servicios, lo que ayudó a la integración financiera y los procesos de bancarización”, expuso.
No obstante, reiteró que esta nueva normalidad nos presenta muchos desafíos, para los que tendremos que innovar y ser creativos para poder ser resilientes a los golpes imprevistos.
Según un informe elaborado por Investigación para el Desarrollo junto al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el costo total de la enfermedad en Paraguay desde el 7 de marzo de 2020 al 11 de julio de 2021 se sitúa entre US$ 947 millones y US$ 1.180 millones.
Se calcula que el costo total que hubiese significado la enfermedad sin la adopción de medidas restrictivas a la interacción social o a la circulación de las personas, oscila entre US$ 2.789 millones y US$ 3.564 millones.
El reporte menciona además que en la bibliografía reciente se encuentra que Walker, Witthaker, Watson (2020) estiman que, en ausencia de intervenciones, como la cuarentena, cierre de fronteras, aislamientos, la Covid-19 se hubiese contagiado a 7 mil millones de personas en el mundo y hubiera provocado 40 millones de muertes para el año 2020.
Conforme a datos oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al 31 de agosto de 2021, la pandemia causó a nivel mundial la muerte de más de 4,5 millones de personas y casi 217 millones de infectados, siendo a la fecha una de las diez pandemias más letales en la historia.
Paralelamente, la caída del PIB en América Latina y el Caribe fue de 7,2% en el año 2020, la mayor en 120 años. Por su parte, la contracción del PIB de Paraguay para el año 2020 se ubicó en 0,6%; la menor caída registrada en la región, según estimaciones del BCP.