Eugenio Caje, uno de los propietarios de Casa Paraná, empresa establecida hace tiempo en un punto neurálgico de la ciudad, recordó que el lugar donde hoy se levanta el local fue escenario de la vida cotidiana asuncena en las décadas del 50 y 60. “Aquí estaba el mercado municipal básico y la terminal de Asunción, muy cerca del nacimiento de la Plaza Uruguaya. Es un lugar con memoria, con historia. No se puede pensar el centro sin Casa Paraná, ni a Casa Paraná sin su relación con el centro”, afirmó.
La ubicación no es casual: el corredor de Antequera, que conecta el Museo del Ferrocarril con la escalinata José de Antequera y Castro, es un eje identitario que mezcla historia, cultura, turismo y comercio. Caje lo describió como un rompecabezas social, histórico y comercial del que Casa Paraná es parte esencial.
Este entorno inmediato también alberga otros actores emblemáticos que siguen resistiendo el paso de las décadas: el Supermercado El País, González Giménez, la Universidad Columbia, la Librería El Lector, la Ferretería Americana, Petrosur, Nova Express, la Unión Libanesa, la Coopec Ltda., Helados Doctorazo y Feria Asunción. Muchos llevan entre 30 y 60 años operando en la zona, aportando estabilidad y carácter a un centro que vio a otros actores desaparecer.
“Los que estamos acá desde hace décadas no solo vendemos productos o servicios, también cuidamos la zona. Mantenemos nuestras fachadas, invertimos en seguridad y hasta colaboramos con la limpieza. Es un compromiso con el lugar que nos dio todo”, destacó Caje.
La proximidad del 500º aniversario de Asunción abre una oportunidad para que el centro histórico vuelva a brillar. Las autoridades municipales y nacionales anunciaron proyectos de revitalización, pero el consenso entre comerciantes es que se necesita un plan integral que vaya más allá de intervenciones puntuales.
Ese plan, coinciden los actores de la zona, debería apoyarse en tres pilares estratégicos. El primero: seguridad y orden público, con presencia policial permanente, refuerzo del Grupo Lince, patrullaje constante y un sistema 911 plenamente operativo. El segundo pilar es la infraestructura y estética urbana. Se habla de repavimentación de alto estándar, señalización moderna, veredas accesibles, fachadas restauradas y mobiliario urbano funcional.
El tercero, y quizás más decisivo, es la atracción de inversión y repoblamiento. Esto implica incentivos fiscales para nuevos comercios y viviendas, reducción de impuestos inmobiliarios y programas que alienten el regreso de familias y jóvenes al centro. Una agenda cultural, gastronómica y de entretenimiento constante podría atraer tanto a residentes como a turistas.
El restaurante ícono de la capital
Es muy difícil imaginar el centro de Asunción sin el Lido Bar, y también cuesta pensar en el Lido Bar sin su vínculo profundo con este entorno urbano tan característico. Fundado en 1953, el Lido Bar no es solo un bar o un restaurante, es un símbolo del centro histórico de Asunción. El Lido se convirtió en un punto de referencia para locales y turistas durante décadas. No es raro escuchar que alguien va al centro y eso implique pasar por el Lido.
“El Lido Bar y el centro de Asunción tienen una relación única; son inseparables en la experiencia cotidiana de la ciudad”, aseguró la gerente Sigrid Froster. A criterio de Froster, los locales históricos son más que negocios: son un patrimonio vivo, raíces necesarias para que el centro florezca.
“El centro de Asunción tiene potencial, historia y carácter, pero sigue atrapado entre la nostalgia y el abandono. Veredas rotas, edificios abandonados”, citó la vocera. Para que realmente despegue, aseguró que tanto económica como culturalmente hacen falta decisiones estratégicas y sostenidas.
“Hay que reordenar el espacio físico con visión urbana real. Repoblar y atraer inversión con condiciones adecuadas, apoyo continuo, mejorar la limpieza, mayor atención y reubicación de personas en situación de calle”, manifestó.
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