La inversión total destinada a la construcción de la Ruta Bioceánica asciende a US$ 947 millones, de los cuales, hasta diciembre de 2024, se ejecutaron US$ 453,2 millones, principalmente correspondientes al tramo uno, que ya está concluido, y al tramo tres, que se encuentra en ejecución.
El director de Vialidad explicó que el proyecto está dividido en tres tramos principales. El tramo uno, que conecta Carmelo Peralta con Loma Plata pasando por Cruce Centinela, tiene una longitud de 277 kilómetros y un costo de US$ 443 millones. Este tramo fue concluido el 30 de abril de 2022; El tramo dos, que une Cruce Centinela con Mariscal Estigarribia y abarca 103 kilómetros, tiene un costo estimado de US$ 150 millones, pero aún queda pendiente de que inicie su construcción, ya que su financiamiento sigue en trámite con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); Finalmente, el tercer tramo, que conecta Mariscal Estigarribia con Pozo Hondo e incluye el acceso a Mariscal Estigarribia, tiene una extensión de 225 kilómetros y un costo estimado de US$ 354 millones. Este último tramo se encuentra en ejecución desde agosto de 2024, con un avance del 3,5%.
Para asegurar la durabilidad de la infraestructura, el contrato incluye un período de mantenimiento de ocho años basado en niveles de servicio, lo que garantiza su operatividad en el tiempo.
La culminación del tramo tres está proyectada para agosto de 2026. Entre los principales hitos pendientes destacan la obtención del financiamiento para el tramo dos y la aceleración de los trabajos en los cuatro lotes del tramo tres, que actualmente muestran avances significativos en la capa de subrasante y la construcción de terraplenes.
Según el ingeniero Sánchez, la Ruta Bioceánica se posiciona como un motor clave para el desarrollo de nuestro país. Su construcción mejorará la conectividad, aumentando la competitividad y eficiencia en las exportaciones e importaciones. Además, el proyecto fortalecerá la integración regional, promoviendo nuevas oportunidades de comercio, inversión y cooperación en Sudamérica. Este ambicioso corredor no solo transformará la infraestructura del país, sino también su economía, posicionándolo como un puente estratégico entre los océanos Atlántico y Pacífico.